n examen preliminar del proyecto de presupuesto que envió la semana pasada el licenciado Felipe Calderón a la Cámara de Diputados permite observar algunos cambios importantes en los recursos destinados a la educación superior y la ciencia. El titular del Poder Ejecutivo decidió dejar atrás un juego, que se repetía año con año, consistente en recortar las asignaciones económicas a la educación en este nivel, así como a la investigación científica, para que luego los diputados lo corrigieran.
Por ejemplo, en el caso de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el proyecto de presupuesto de egresos para 2011 contempla de entrada un incremento en 5 mil 470 millones de pesos para la institución que celebra 100 años de su autonomía, que es en términos reales 5.4 por ciento mayor respecto del aprobado por los legisladores el año pasado. En el caso del Instituto Politécnico Nacional, se observa también un aumento en mil 790 millones. Aunque habrá que revisar con especial cuidado en los próximos días cuáles fueron los cambios, si es que los hubo, en el resto de las universidades públicas en el país, es innegable que estas modificaciones son muy positivas y traducen una nueva actitud del gobierno federal hacia las instituciones citadas.
En la misiva que acompaña el proyecto de decreto del presupuesto para el próximo año, firmada por Calderón Hinojosa, se señala que los recursos para la educación superior se mantienen en términos reales, con una asignación global de 103 mil 267 millones de pesos. Esto resulta confuso, pues de acuerdo con un documento publicado también hace apenas unos días por el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la propia Cámara de Diputados, titulado: Resumen del paquete económico para 2011, el gasto federal en educación superior fue en 2010 de 116 mil 376 millones (a precios de 2011), lo que implicaría que en realidad hay una reducción de 13 mil 109 millones en el proyecto presentado la semana pasada por Los Pinos.
Estas discrepancias, que deberán ser analizadas cuidadosamente por los legisladores, resultan muy preocupantes, pues encienden señales de alerta sobre el trato diferencial que pudieran recibir algunas universidades públicas o centros de investigación en las distintas entidades federativas. No hay que olvidar que una de las estrategias para dividir a este sector, ha sido poner a estas instituciones a pelear entre ellas por el presupuesto. Los diputados deberán evitar caer en esta posible trampa y realizar cambios en el proyecto presupuestal para 2011, los cuales, sin sacrificar los avances que deben ser reconocidos por todos como altamente positivos, no permitan el abandono de algunos centros de estudios superiores en el país.
En el caso de la ciencia, el proyecto presentado por Calderón también tiene algunas novedades. El presupuesto para ciencia, tecnología e innovación, así como para capital humano, será de 47 mil 781 millones de pesos, lo que implica un aumento de 3.5 por ciento en términos reales respecto de 2010. De aprobarse el paquete económico, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) –organismo al que corresponde otorgar los apoyos para los proyectos de investigación y las becas para estudios especializados y de posgrado– manejaría 36.2 por ciento de ese total, es decir, recibiría 17 mil 280 millones de pesos, lo que representa el aumento en su presupuesto de más de 10 por ciento respecto del que le fue asignado en 2010.
Esto es una buena noticia, siempre y cuando estos recursos lleguen a los investigadores y vayan a proyectos tangibles de la ciencia básica y aplicada y a más becas para estudios de posgrado, y no, como ha ocurrido en los años pasados, se les emplee para subsidiar a empresas nacionales o extranjeras, cuyos resultados en beneficio del país son muy dudosos, como ocurrió en el caso de la compañía Mexicana de Aviación, que dejó sin empleo a muchos mexicanos y que a algunos nos gustaría saber cuáles fueron los beneficios que aportó a la ciencia o la tecnología mexicanas. Peor aún, si la inyección de recursos termina en las cajas registradoras de empresas transnacionales.
La pregunta que surge después de una mirada rápida al proyecto de presupuesto para 2011 es la siguiente: ¿qué es lo que explica este viraje, que resulta en beneficio de la educación superior y la ciencia? ¿Acaso es sólo que nos aproximamos a los tiempos electorales? Puede ser, pero yo no creo que sea la única respuesta posible.