El juez federal Fernando Córdova cerró este martes la instrucción del proceso penal contra Sandra Ávila Beltrán, La reina del Pacífico, por lo que a partir de ahora ni la Procuraduría General de la República (PGR) ni los abogados de la acusada de narcotráfico podrán aportar más pruebas al juicio, a fin de que el juzgador pueda analizar el expediente y emitir la sentencia correspondiente.

Quienes conocen de este caso estiman que a más tardar a principios de octubre el juez Córdova emitirá su sentencia, aunque, a partir de hoy, la resolución puede emitirse en cualquier momento.

La última prueba que la PGR intentó aportar –sin éxito– a este juicio fue el libro que escribió Julio Scherer titulado La reina del Pacífico. Es la hora de contar, en el que Ávila Beltrán cuenta al periodista que conoció de cerca de varios capos de la droga.

En octubre de 2007, el juzgado octavo sujetó a proceso a La reina del Pacífico al considerar que había indicios de su probable responsabilidad en delitos contra la salud y delincuencia organizada.

En ese contexto, la semana pasada Olga Sánchez Contreras, titular del juzgado quinto de distrito, con sede en el Reclusorio Oriente, opinó que no debe ser extraditada a Estados Unidos, pues existen dudas de que sea la mujer que los estadunidenses pretenden juzgar en la corte federal del distrito sur de Florida, con sede en Miami.

La opinión de la juez no es obligatoria para la Secretaría de Relaciones Exteriores, por lo que las autoridades diplomáticas mexicanas tendrán la última palabra respecto a si se concede la extradición.

La imputación de la corte estadunidense contra Ávila Beltrán se basa en una conversación telefónica intervenida al colombiano Manuel López Correa, donde platica sobre un adeudo que tenía por 100 kilos de cocaína colocados en Chicago, y que sus interlocutores eran el colombiano Juan Diego Espinoza, El Tigre, y Sandra Ávila, su entonces pareja sentimental.

No obstante, exámenes periciales y antropométricos elaborados por la Procuraduría General de la República determinaron que ni la voz ni la imagen contenida en una fotografía corresponden a Ávila Beltrán.