La ceremonia luctuosa de cuerpo presente en la que el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) rendirá hoy un homenaje al ministro José de Jesús Gudiño Pelayo tendrá, en una primera parte, acceso restringido para funcionarios judiciales, familiares e invitados especiales para que le rindan tributo al ministro que se distinguió durante su trayectoria profesional por ser un defensor de los derechos humanos y de la garantía de igualdad para todos los ciudadanos.

A continuación, los ministros que integraron el pleno hasta hace unos días con Gudiño, dirán unas palabras sobre la persona, trayectoria y profesionalismo del ministro fallecido.

Se espera que los discursos del ministro presidente, Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, de Olga Sánchez Cordero, así como los de Juan N. Silva Meza y Sergio Aguirre Anguiano sean los más emotivos, ya que ellos convivieron con Chucho –como lo llamaban familiarmente–, desde que fueron designados por el Senado como ministros en diciembre de 1994.

Ayer, la oficina de la presidencia de la SCJN tuvo que recular de la decisión que había tomado, de que los medios de comunicación no iban a estar presentes en la ceremonia. Ni siquiera los fotógrafos o los camarógrafos tendrían acceso al salón de pleno para tomar imágenes de la ceremonia luctuosa.

Originalmente se planteó que el Canal Judicial sería el único que difundiría el acto, sin tomar en cuenta a los demás medios. El autollamado poder de la transparencia iba a restingrir uno de los postulados principales que siguió Gudiño durante su trayectoria en la Corte: el acceso libre y abierto a los medios de comunicación.

Cuando algunos ministros se enteraron de que la ceremonia luctuosa sería a puerta cerrada se pusieron en contacto con el ministro presidente Ortiz Mayagoitia para manifestar su inconformidad.

El cuerpo del ministro Gudiño Pelayo llegó ayer a las 19:10 horas al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, en el vuelo 243 de la aerolínea British Airways. En la misma aeronave, agregaron fuentes oficiales, viajó su viuda, Yolanda Cicero, con quien vacacionaba en Londres.