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José María de Orbe y John Sayles provocaron con sus propuestas

Aita y Amigo polarizan a la crítica en San Sebastián
 
Periódico La Jornada
Viernes 24 de septiembre de 2010, p. a10

San Sebastián, 23 de septiembre. Se esperaba provocación y la hubo. El cineasta José María de Orbe presentó hoy en el Festival de San Sebastián su particular deuda con la memoria en Aita, personal y arriesgada propuesta estética que polarizó a la crítica entre aplausos y chiflidos.

No fue el único. Horas antes, el estadunidense John Sayles regresaba por cuarta vez a la sección oficial del certamen cinematográfico con su personal mirada sobre la guerra filipino-estadunidense de 1898 en Amigo.

Aita se adentra en el universo de la materia y los espacios para construir un cuento sobre la mejoría de una casona vasca del siglo XI, el Palacio de Murgía.

La vieja casa deshabitada es la protagonista de esta historia íntima y de enorme potencia visual, tejida a través de sonidos, rincones solitarios y ventanales que dibujan claroscuros en las desconchadas paredes.

Aita significa padre en euskera, y padre significa los ancestros, la búsqueda de una identidad, dijo el cineasta durante la rueda de prensa.

A la hora de buscar en la memoria de la casa, como no había objetos, no había memoria física, señaló De Orbe. En parte por eso surgió la idea de explorar la técnica del found footage (crear películas reciclando material fílmico), de manera que el director traza un paralelismo con las primeras imágenes del cine vasco.

Se trataba de establecer diálogos entre las imágenes primigenias del cine vasco y la memoria de la casa, contó el realizador.

Por otro lado, y recién aterrizada de Toronto, Sayles presentó Amigo, drama de una guerra olvidada por ambas partes, que tiene lugar al término de la ocupación española de Filipinas. Cuando los nuevos colonizadores estadunidenses recrudecen su política, un hombre queda atrapado entre los bandos.

Lo que me interesa de esta época en la historia de Estados Unidos es que en este conflicto están las raíces del siglo XX, dijo Sayles. Pero en esta etapa, elementos como el racismo o el imperialismo son más fuertes, añadió.

El abuelo del cine independiente en su país, como se define, confesó que es inevitable que haya paralelismos con lo ocurrido en Vietnam o lo que sucede ahora en Afganistán, pues se trata de guerras de ocupación en las que siempre hay gente atrapada entre dos fuerzas.

Paralelamente, en la sección Horizontes Latinos se presenta hoy la cinta Agua fría de mar, coproducción entre Costa Rica, Francia y México que firma la cineasta Paz Fábriga.

Esta opera prima de la costarricense se traslada a las costas del Pacífico durante las vacaciones de Año Nuevo para contar la historia de una pareja que se encuentra a una niña perdida y ésta, de pronto, desaparece.

Dirigida por el debutante Carlos César Arbeláez, Los colores de la montaña se presentó hoy en la sección Zabaltegi-Nuevos Directores del certamen, donde público y crítica aplaudieron conmovidos una de esas películas tan pequeñas como potentes que desde la mirada de un niño retrata el drama de los colombianos desplazados por la violencia.