Opinión
Ver día anteriorJueves 30 de septiembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Nadie sabe, nadie supo

Tres tristes transas

¿Kafka en México?

C

on una cachaza que apesta a complicidad, el calderonato asegura que hace todo lo posible por evitar una tercera quiebra de Mexicana de Aviación, que pudiera ser fatal. El autor de tan bella frase no es otro que Juan Molinar Horcasitas, el legalmente responsable, como titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, de estar atento al manejo de las concesiones federales otorgadas a las aerolíneas, quien de plano asegura que ni él ni su antecesor en el puesto, Luis Téllez, registraron cómo Gastón Azcárraga destrozó a la empresa.

Tres tristes transas han ocupado la oficina principal de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes desde que Vicente Fox le obsequió Mexicana de Aviación a Gastón Azcárraga en diciembre de 2005 (Pedro Cerisola y Weber, Luis Téllez Kuenzler y Juan Molinar Horcasitas), y ninguno, según la versión oficial, se dio cuenta de la muerte inducida a la que se sometió a la nonagenaria aerolínea. En su momento cada uno de ellos fue responsable de estar al tanto del sano manejo de las concesiones del ramo, pero ninguno se dio cuenta del saqueo de Mexicana de Aviación, y ahora 8 mil empleos directos y muchísimos más indirectos están en la picota, las finanzas de un banco del Estado mexicano (Bancomext) corren el riesgo de sufrir un quebranto cercano a mil millones de pesos, los acreedores privados de recuperar 11 centavos de cada peso, si bien les va, y los consumidores de perder sus dineros por compra adelantada de pasajes, amén de que el país pierde a su aerolínea insignia. Todo eso pasó y no se dieron cuenta de nada. ¿En serio no lo registraron? Demasiada casualidad para ser coincidencia.

Pues bien, México SA consultó a una especialista en la materia, María Larriva Sahd (27 años como controlador de tráfico aéreo, la primera mujer en esa profesión, acreditada como investigadora de accidentes de aviación por la Universidad del Sur de California, que ha trabajado de instructora de pilotos de las aerolíneas de nuestro país, y asesorado en distintos momentos a las autoridades gubernamentales, entre otras flores), quien comenta lo siguiente:

“La situación que enfrenta Mexicana de Aviación no es una cuestión sorpresiva. Fue perfectamente planeada por Gastón Azcárraga, con el respaldo del gobierno federal, que le adjudicó la aerolínea a un precio ridículo, muy por debajo de su valor real y hasta con un descuento de última hora. Todo le dio. Esto, con la condición de invertir el dinero necesario para que la empresa tuviera viabilidad económica. En los hechos, lejos de que ello sucediera, a menos de un semestre de la venta Azcárraga vendió el edificio insignia (la torre de Xola), así como la base de mantenimiento. Mexicana se convierte en abastecedora económica y de infraestructura para Click y Link, las aerolíneas de supuesto bajo costo. Sin embargo, resulta imposible mantener tres aerolíneas con el ingreso de una sola. Sumado a esto, el consejo de administración obtuvo de los pilotos una aportación de 20 por ciento de sus salarios, con lo que ahorró 200 millones de dólares en cuatro años, no así los sobrecargos que continuaron cobrando el salario completo. No hubo más inversión y sí gastos onerosos como un innecesario cambio de imagen.

“Posteriormente, el Banco Nacional de Comercio Exterior, el Bancomext, otorga un (supuesto) crédito a Mexicana de Aviación por mil millones de pesos, al tiempo que Banorte le concede un financiamiento por mil 500 millones de pesos. Entonces, las preguntas son: ¿dónde está todo ese dinero?, ¿dónde está la supervisión del gobierno? (una aerolínea es una concesión federal), ¿por qué continuó la venta de boletos a sabiendas de que en agosto quebrarían la empresa?, ¿dónde está el dinero del fideicomiso de retiro de los pilotos y los ahorros que confiaron a la administración de la empresa?, ¿y la auditoría? La Secretaría de Comunicaciones y Transportes dice ser ajena a la problemática del sector, como si no fueran reguladores y titulares de las concesiones de aviación, y como siempre dicen que no hay dinero para liquidar a los trabajadores.

Es una arbitrariedad, ya que la antigüedad promedio de los pilotos es de 30 años y ellos no tienen responsabilidad. Además, fueron robados por la administración de la empresa. Por otro lado, es muy grave no tener una política aeronáutica, pues permite a la SCT favorecer discrecionalmente a determinadas empresas o personas, como en los casos de Volaris (con Pedro Aspe, secretario salinista de Hacienda, como cabeza visible) e Interjet (Miguel Alemán Magnani, hijo del ex accionista de Televisa y ex gobernador de Veracruz, a su vez hijo del ex presidente del mismo apellido) en este sexenio, y Taesa (de la familia Hank) en otros gobiernos. Finalmente, la manzana de la discordia es el aeropuerto de la ciudad de México, cuya saturación y demanda provoca la desaparición deliberada de líneas aéreas para asignar lugares (slots) a las demás empresas o a las consentidas del gobierno en turno.

Pero ninguno de los tres tristes transas se dio cuenta. Tampoco (aunque la responsabilidad original corresponde al gobierno foxista) de que regresaron Mexicana de Aviación a los mismos empresarios que la quebraron en 1994 y la depositaron en la panza del Fobaproa. Cerisola se fue feliz tras concluir el sexenio del cambio; Téllez despacha en la presidencia de la Bolsa Mexicana de Valores, por cortesía de Felipe Calderón, y Juan Molinar Horcasitas, protegido del inquilino de Los Pinos, se mantiene en el puesto sin congoja alguna, aunque el sector a su cargo esté patas arriba. Este oscuro personaje del calderonato ahora se muestra muy preocupado y hace todo lo posible por evitar una tercera quiebra, es decir, lo que de tiempo atrás debió hacer, con Gastón aún al frente de la aerolínea.

¿En qué terminará ese esfuerzo por evitar la quiebra? Sólo para dar una idea de cómo se las gastan en el gobierno federal en eso de evitar quiebras, vale recordar que en 1995, cuando los Azcárraga fueron rescatados por el Fobaproa, el plan gubernamental era quedarse con 6 por ciento de las acciones de Mexicana de Aviación y Aeroméxico; al final de cuentas se quedó con la parte mayoritaria, le inyectó miles de millones de pesos, le pagó, con intereses, los adeudos a los bancos involucrados, y diez años después la regresó, a un precio de regalo, a quienes una década atrás la habían quebrado. ¿Y los mexicanos? Pague que te pague el Fobaproa.

Las rebanadas del pastel

¿Kafka en los negocios mexicanos? No: simple muestra de la democracia de, para y por los empresarios (Fox dixit).