Monterrey, NL, 30 de septiembre. La disputa por unos terrenos, no asuntos relacionados con el crimen organizado, fue el móvil de los asesinatos del presidente municipal priísta de Doctor González, Prisciliano Rodríguez Salinas, y de su chofer Eliseo López Rojas ocurridos hace una semana, afirmó el titular de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Nuevo León, Alejandro Garza y Garza.

La mañana de este jueves, el funcionario dio a conocer la detención de Pedro Caballero Gutiérrez, de 22 años de edad –originario de Monterrey y con domicilio en Apodaca–, y de Omar Villarreal López –nacido en Doctor González y residente en Apodaca–, quienes confesaron que perpetraron el doble homicidio a cambio de 6 mil dólares que les pagó Arnulfo Gutiérrez Chapa, quien huyó y está prófugo.

Señaló que ambos sujetos fueron detenidos la noche del miércoles en un operativo de la Agencia Estatal de Investigaciones, con apoyo del Ejército, y que confesaron ante el Ministerio Público que el 18 de septiembre se encontraron con Arnulfo Gutiérrez, tío de Pedro Caballero, quien les dijo que si se querían aventar un trabajito.

Cuando le preguntaron de qué se trataba, les respondió que de un difunto, por lo que quedaron de verse otro día. Agregaron que después les habló por teléfono y los citó para el 20 de septiembre en una taquería de Apodaca, donde incluso los invitó a desayunar.

Los detenidos declararon que Gutiérrez Chapa les dijo que tenía un problema con el alcalde de Doctor González y que les daba 6 mil dólares por eliminarlo. El procurador explicó que los jóvenes le comentaron al autor intelectual del crimen que no tenían armas ni cómo moverse para realizar el trabajo, y que él respondió que él se los proporcionaría.

La tarde del 20 de septiembre se reunieron en otro sitio, donde les entregó 3 mil dólares, un fusil AR-15, una metralleta Uzi calibre 9 milímetros y un revólver 357 Magnum, además de una camioneta RAV4 color verde.

En su declaración ministerial, los presuntos homicidas agregaron que el 23 de septiembre por la mañana Gutiérrez Chapa le habló a su sobrino Pedro Caballero para decirle que si no iban a realizar el trabajo le regresaran los 3 mil dólares de adelanto.

Entonces los jóvenes se trasladaron en una camioneta al municipio Doctor González y al mediodía se toparon con el alcalde Rodríguez Salinas, quien los conocía y hasta ofreció a Omar Villarreal que entrara a un programa para beneficiarlo con la entrega de láminas para un terreno donde tiene unas borregas, a lo que el aludido expuso que no tenía credencial de elector, pero que la tramitaría.

Pedro Caballero y Ómar Villarreal regresaron a Apodaca, se bañaron en sus respectivas casas y fueron a San Nicolás de los Garza a recoger la camioneta RAV-4. Después regresaron a Doctor González a buscar al edil. No lo encontraron en su casa y fueron a su rancho, donde se ubicaron sobre una loma cercana para observar sus movimientos.

Afirmaron que al ver que Prisciliano Rodríguez salía de la finca y abordaba su camioneta Lobo, le cerraron el paso con el vehículo en que viajaban.

El alcalde bajó de la camioneta para ver qué pasaba y en ese momento Pedro Caballero le disparó unos 20 tiros con el rifle AR-15, mientras Omar Villarreal tomó otra arma y ultimó al empleado Eliseo López Rojas; aunque nada tenían en contra de éste, los conocía y podría delatarlos.

Regresaron a Apodaca y avisaron a Gutiérrez Chapa que habían terminado el trabajo. Ese hombre los citó al día siguiente en una farmacia, ubicada frente a la plaza principal, donde les entregó los 3 mil dólares restantes.

Guardaron las armas utilizadas en el doble homicidio bajo el colchón en la casa de uno de ellos y después las enterraron en el patio del domicilio de Pedro Caballero.

La noche del miércoles, peritos de la PGJE las sacaron para realizar los análisis con el propósito de determinar si se trata de las que se utilizaron en el crimen.

El procurador Alejandro Garza destacó que los autores materiales del iban a reunirse con Gutiérrez Chapa para analizar si había sospechas sobre ellos, hecho que aprovecharían los agentes ministeriales para detener al autor intelectual, pero éste escapó cuando se filtró a los medios de comunicación que Caballero y Villarreal habían sido detenidos.