Después de 15 años de que se inició la aplicación de concursos de oposición para la elección de jueces y magistrados federales, resulta que cada vez es menor la confianza de los aspirantes en la forma en que el Consejo de la Judicatura Federal elige a los vencedores, lo que ha llevado, en muchos de los casos, a que sea la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) la que determine en definitiva quién es el nuevo juez o magistrado, según sea el caso.

En los concursos recientes (internos y libres) para elegir jueces y magistrados, ha ido en aumento el número de recursos de revisión administrativa en los que los aspirantes cuestionan los resultados o designaciones de los ganadores.

De acuerdo con estadísticas del Consejo de la Judicatura Federal (CJF) –La Jornada tiene copia–, en los dos años recientes dichos recursos se han incrementado al grado de que seis magistrados y 23 jueces han sido designados directamente por la SCJN, cuando resolvió las impugnaciones presentadas por los concursantes en contra del proceso de selección, exámenes y resultados.

En todos los casos en los que ha dado la razón a los inconformes en contra del CJF –organismo que a partir de la reforma constitucional de 1994 es el encargado de la carrera judicial y, con ello, del proceso de selección de los juzgadores federales–, los ministros consideraron que los consejeros violaron la constitución y que no había otra manera de reparar el daño que ordenar al Consejo que los designara jueces o magistrados, según el caso.

Incluso, los ministros de la Suprema Corte han tenido que intervenir directamente –por medio de una comisión conjunta que crearon con el CJF– para tratar de que los concursos de selección realmente correspondan a las necesidades que tiene la impartición de justicia en el país; que los elegidos sean los más capaces, los mejores, los más preparados y los que demuestren vocación de servicio.

Sin embargo, de acuerdo con ministros consultados, resulta que después de15 años de vida del CJF éste no sólo no ha sido capaz de designar a los mejores hombres y mujeres para esos cargos, sino además no ha podido superar el déficit histórico que arrastran los juzgados y tribunales desde hace años, en el sentido de que no todos los órganos jurisdiccionales del país cuentan con un titular definitivo, ya que muchos los encabezan secretarios en funciones de magistrados o jueces, según sea el caso.