Lunes 11 de octubre de 2010, p. 3
Washington, DC, 10 de octubre. Elevado desempleo y frágil recuperación de la actividad productiva después de la recesión de 2009. Ambos temas fueron ubicados entre las mayores amenazas para superar una crisis que empieza a tensar las relaciones entre países avanzados y en desarrollo.
La advertencia fue hecha este domingo por el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés), que reúne a los bancos privados más poderosos del mundo, en el último día de la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
Es un momento en que la recuperación es frágil en las economías avanzadas y se advierten tendencias peligrosas en algunas naciones hacia el unilateralismo en políticas económicas, comerciales y cambiarias, describió Josef Ackerman, presidente del IIF y del alemán Deutsche Bank AG, uno de los 10 mayores bancos de Europa.
En la comunidad financiera privada se refleja preocupación
por lo débil de la recuperación en la actividad productiva y por la persistencia del desempleo, manifestó el banquero William Rhodes, vicepresidente del IIF y miembro del consejo de Citi, la entidad que en México es propietaria de Banamex.
La asamblea anual del FMI y el BM, que concluyó este domingo, dejó una coincidencia entre los responsables de las políticas económicas, que son quienes representan a los países en ambos organismos, y la gran banca privada: la recuperación de la economía después de la caída de 2009 no es clara, y al desempleo se añaden otros problemas, como la disputa sobre temas fiscales y monetarios.
Para el FMI, la recuperación de la economía mundial está en curso, pero es frágil y desigual entre países y regiones, como describió el Comité Financiero y Monetario Internacional, el órgano de diseño de políticas del organismo. Las prioridades de política en los países y en el plano internacional deben ser orientadas a resolver la fragilidad de algunos sistemas financieros, recuperar el crecimiento de la actividad productiva y la creación de empleos y balancear
el patrón de crecimiento, centrado hoy más en los países llamados emergentes
que en las naciones avanzadas, sostuvo el Comité, después de reunirse este fin de semana.
Balancear
el crecimiento también fue una preocupación de la gran banca privada agrupada en el IIF, donde están representados los intereses de 420 bancos de 70 países.
El reto ahora es asegurar la recuperación económica y prevenir acciones que pueden servir a un particular interés político nacional, pero constituir un problema global
, manifestó el IIF en un comunicado de prensa.
La discusión entre el interés nacional y el colectivo fue una de las que ocuparon más horas en esta reunión. El FMI publicó el miércoles pasado un reporte en el que aseguró que los países desarrollados dependerán más de aumentar sus exportaciones que de la solidez de los mercados internos para salir plenamente de la crisis. Y si eso es así, entonces las naciones en desarrollo, que en parte han basado su crecimiento en vender mercancías al norte, deberían ahora comprarles productos y a la vez consolidar más sus mercados internos.
Detrás de este postulado está el tema del valor de las monedas. Esta semana, durante la reunión del FMI y el BM, creció la presión para que países en desarrollo, como China, uno de los mayores exportadores del mundo, revalúen sus monedas frente al dólar o el euro, lo que frenaría el crecimiento de sus exportaciones y permitiría que esa porción fuera ocupada por productos de naciones avanzadas.
Timothy Geithner, secretario del Tesoro de Estados Unidos, dijo este fin de semana que el crecimiento de la economía mundial peligra si China no pone fin a su política de mantener subvaluado el renminbi, la moneda china (también conocida como yuan).
Este fin de semana, Zhou Xiaochuan, presidente del Banco del Pueblo (central), respondió a las presiones con la oferta de que su país haría reformas graduales
respecto del tipo de cambio.
La presión para una apreciación de la moneda también fue rechazada por Brasil. El ministro de Finanzas, Guido Mantega, dijo que la presión de los países desarrollados para que las naciones en desarrollo aprecien sus monedas tiene la intención de fortalecer el sector exportador de los primeros. Es tratar de crecer a costa de los demás
, dijo en una conferencia de prensa.
El tema será nuevamente discutido en noviembre próximo, en la reunión del Grupo de los 20 (G-20) países avanzados y en desarrollo, del que forma parte México, en Corea del Sur.