El pasado 23 de septiembre, autoridades migratorias de España negaron la entrada a ese país a la mexicana María Trinidad Moreno Núñez, a pesar de demostrar solvencia económica y el boleto de regreso a México; le impidieron hablar con su familia en Madrid con trato vejatorio y prepotente.

Moreno Núñez –de 55 años y enferma de diabetes e hipertensión–, explicó que la intención del viaje era visitar a su hijo, quien reside desde hace ocho años en España, y tomar algunos días de vacaciones, pero al llegar a la aduana del aeropuerto de Barajas, los agentes de migración le impidieron el paso.

Pese a llevar mil euros en efectivo y el respaldo de tres tarjetas de crédito, además de comprobar su residencia permanente en México, donde tiene negocios y propiedades, los policías le dijeron que no calificaba para ingresar porque no tenía una carta de invitación que a partir de 2007 es obligatoria.

La llevaron a una habitación donde había otras 20 personas de países latinoamericanos. Lo peor es que no respondían nuestras preguntas. Nos privaron de la libertad y pertenencias. A mí me quitaron mi celular y mi bolsa, donde tenía mis medicinas, señaló Moreno, quien también tiene nacionalidad estadunidense.

Tras varias horas, pudo llamar desde un teléfono público a la embajada mexicana, donde le prometieron que enviarían a un abogado para ayudarla, lo cual nunca ocurrió. Al día siguiente, le notificaron que volvería a México usando su propio boleto.

En México, presentó una queja ante la embajada española, en la que solicita una indemnización por los gastos que tuvo que cubrir, la reposición de su boleto de avión y el permiso de entrada a España, para visitar a su hijo.