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Un fracaso, prohibir el uso de la mariguana

Legalizarla es la mejor estrategia para ponerla fuera de manos criminales: Ethan Naldelmann

Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 18 de octubre de 2010, p. 48

Nueva York, 17 de octubre. La legalización de la mariguana es la mejor manera de regular su uso, ya que su prohibición la ha puesto en manos criminales como resultado de la guerra contra las drogas, que ha fracasado durante 40 años, afirma Ethan Nadelmann, director ejecutivo de la Alianza para Política sobre Drogas (DPA, por sus siglas en inglés).

Nadelmann es uno de los impulsores más destacados del movimiento en favor de la despenalización de las drogas ilícitas y de la legalización de la mariguana en Estados Unidos. Su organización, principal promotora de políticas alternativas a la guerra contra las drogas, considera que la actual estrategia causa mayor daño que beneficio.

La agrupación es apoyada por figuras tan diversas como el financiero George Soros; los artistas Sting y Harry Belafonte; Joycelyn Elders, quien ocupó el cargo de cirujana general de Estados Unidos; el ex secretario de Estado republicano George Shultz; el ex secretario de Defensa Frank Carlucci; el ex presidente de la Reserva Federal Paul Volcker, y varios ex jefes de policía de diversas ciudades, así como jueces federales, el empresario hipopero Russell Simmons y el ex presidente checo Vaclav Havel, entre otros.

Durante los recientes años la DPA, entre otras, impulsó medidas para despenalizar las drogas y legalizar la mariguana. Hoy está ante lo que podría ser su mayor triunfo y provocar un drástico giro en el gran debate sobre la guerra antinarcóticos: legalizar la mariguana en el estado más grande del país, California.

El 2 de noviembre los californianos votarán la propuesta 19, la cual plantea regular la mariguana para usos recreativos, de la misma manera en que lo hace el mercado de bebidas alcohólicas (para ver el texto y los argumentos en favor, véase http://yeson19.com/).Varios políticos, entre ellos el presidente Felipe Calderón, se han expresado en contra de la medida, al advertir que sólo promoverá mayor consumo y problemas sociales en ambos lados de la frontera.

Nadelmann, en entrevista con La Jornada en sus oficinas en Nueva York, respondió a los argumentos de Calderón y otros opositores de este lado de la frontera. “Si uno lo piensa –afirma–, México es hoy como Chicago durante los días de la prohibición (del alcohol en los años veinte) y Al Capone, pero multiplicado por 50 o 100. La solución fue anular las leyes de la prohibición, lo cual dejó fuera a las organizaciones criminales en parte del negocio. La competencia, incluyendo el empleo de la violencia, simplemente ya no era relevante y hoy día no hay participación alguna del crimen organizado en el negocio del alcohol.

“Lo mismo ocurre en torno al comercio de la mariguana. La ‘propuesta 19’ no va a resolver los problemas del narco en México a corto plazo, pero sí representa un paso crítico para poner fin a la prohibición de la mariguana en ambos lados de la frontera. Ahí reside una parte significativa de la solución a los problemas de México relacionados con la prohibición de hoy”.

–¿Cómo explicar a mexicanos y latinoamericanos, quienes pagan con sangre el costo de una guerra contra la droga, que personas como usted promuevan la legalización? ¿Cómo entender ese argumento?

–El argumento para poner fin a la prohibición de las drogas no es en favor de ellas o su consumo –responde.

Muchos, si no es que la mayoría, de los promotores del fin de la guerra contra las drogas no están particularmente interesados en ellas, y muchos tienen una posición muy negativa con respecto a las drogas. Se busca aclarar que las políticas prohibicionistas son responsables de los fracasos que identificamos como graves problemas relacionados con las drogas. El debate en Estados Unidos gira en torno a la sensación de que la guerra contra las drogas provoca más daños que beneficios y que necesitamos buscar una nueva dirección. Es una convicción de que hay que dejar en paz a las personas que usan drogas sin dañar a otros. Es creer que la adicción debería ser tratada como un asunto de salud y no criminal. Es reconocer que cuando uno prohíbe un producto deseado, los principales beneficiarios son las organizaciones delincuenciales. Es entender que el factor número uno que genera la violencia y la corrupción en México es una política prohibicionista fracasada.

Y subrayó: la gente frecuentemente comete el error de pensar que prohibir representa la mayor forma de regulación, cuando en los hechos representa la abdicación de la regulación. Lo que uno fracasa en prohibir se multiplica exitosamente, y ahora se maneja esencialmente por criminales. La legalización no es un argumento en favor de nulo control, no es argumento en favor de la no regulación, sino sinónimo de ésta.

Nadelmann señaló que hoy en Estados Unidos hay muy poco apoyo en favor de legalizar otras drogas como la heroína o la cocaína, pero cada vez hay apoyo más amplio para legalizar el cannabis, de un 50 por ciento o más en varios estados del oeste. Existe un debate nacional serio, y ya no se trata de en favor o en contra de la mariguana, sino sobre cómo vivir mejor con la realidad de que la mariguana está aquí para quedarse.

Insiste en que el debate ha cambiado y en California, por ejemplo, donde un 50 por ciento favorece dar a la mariguana un trato más o menos igual que al alcohol, implica que la oposición ha perdido el argumento sobre si la mariguana debería ser regulada legalmente; más bien, el debate ahora es si se va a hacer, en qué forma, cuáles son las políticas óptimas, cuál es el mejor modelo.

Sostiene que si se aprueba la Proposición 19, el día de las elecciones catapultará a California, en algunos sentidos, delante de Holanda como la principal entidad política en el mundo que intenta implementar políticas de regulación para la mariguana en lugar de intentar aplicar las fracasadas estrategias prohibicionistas. Y aun si la Proposición 19 pierde, ya de por sí es un triunfo. Sólo por virtud de estar en la boleta electoral ya ha elevado e intensificado el debate de una forma que ninguno de nosotros había anticipado, dice; señala toda una gama de actores –desde legisladores, sindicatos, figuras destacadas de todo tipo– que se pronuncian en favor.

Dice que Calderón tiene razón en que la iniciativa no aborda en forma significativa los problemas de México relacionados con la prohibición, pero parece olvidarse que si gana la Proposición 19, los exportadores mexicanos de mariguana serán cada vez más desplazados por los productores en California, y la gran mayoría de éstos no serán cultivadores mexicanos en los bosques del estado que envíen sus ganancias a México, sino serán estadunidenses. Con todo, admite que el cambio hacia la legalización de la mariguana es lento, con poderosas fuerzas en oposición.

El principal promotor del modelo de la guerra contra las drogas ahora es el inmensamente poderoso complejo prisión-industrial, dice, e identifica a las fuerzas de seguridad pública a la cabeza de la oposición. No es por argumentos objetivos, sino tiene que ver con intereses muy propios, pues para ellos el tema tiene que ver con salarios, empleos, el negocio de suministrar equipo y otros recursos a ese complejo, el negocio de las prisiones privadas y contratos incluso con países como Colombia.

También, indica, es difícil para la gente imaginar el cambio, especialmente con la mariguana. A principios de los años 30, la mayoría de estadunidenses podía recordar cuando el alcohol era legal (antes de la prohibición). Casi ninguno hoy puede recordar cuando era legal la mariguana.

Pero dice que el cambio, a nivel nacional e internacional, se inicia con entidades locales. Cuando se revocó la prohibición del alcohol en 1933, con la 21 Enmienda (a la Constitución), fue después de la revocación de leyes de prohibición del alcohol por varios estados. Si el Congreso alguna vez legaliza la mariguana para uso médico a nivel federal, será porque California y más de una docena de estados han cambiado sus leyes; eso será el camino para legalizar la mariguana a nivel nacional e igual en el plano internacional. Los cambios sólo se darán después de que países individuales medidas acción a nivel nacional primero.