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Experimento con pichones indica una razón biológica, no de preferencias, dicen expertos

Descubren instinto básico que impulsa a animales y humanos hacia el juego
The Independent
Periódico La Jornada
Martes 19 de octubre de 2010, p. 3

Un experimento sobre el juego ha mostrado que los pichones gustan de los retos tanto como los humanos, y que correr riesgos con la esperanza de obtener grandes recompensas podría ser una parte fundamental de nuestra naturaleza biológica.

Científicos han demostrado que al encarar una elección entre una serie de recompensas pequeñas, pero garantizadas, y una mucho mayor, pero menos probable, los pichones casi siempre optan por aventurarse.

Las hallazgos fueron una sorpresa para los investigadores, pues según la teoría darwinista los pichones debían haber sido impulsados por la selección natural en una forma que optimizara su conducta, en vez de permitirles correr riesgos innecesarios que pudieran dejarlos en peores condiciones a la larga.

Sin embargo, creen que, si los pichones tienen predisposición innata al riesgo, este rasgo podría estar muy extendido en el reino animal, y tal vez podría explicar también por qué muchas personas gustan del juego, aun sabiendo que es probable que les vaya mal.

El experimento con los pichones indica que podría existir una razón biológica fundamental para el juego, en vez de explicaciones basadas únicamente en preferencias humanas, como la idea de que el juego se practica porque es disfrutable y entretenido, señaló Thomas Zentall, profesor de sicología de la Universidad de Kentucky en Lexington.

“El valor de entretenimiento del juego no debería contar para los pichones, y sin embargo encontramos que la mayoría de ellos optan por jugar si se les da la opción –comentó el profesor Zentall–. Esto parece sugerir que en ellos opera algún sistema fundamental de conducta. Si los pichones lo hacen, podemos descartar otros factores que se han sugerido para explicar por qué las personas gustan tanto del juego, como su valor de entretenimiento.”

Procedimiento

El estudio, publicado en la revista Proceedings, de la Real Sociedad B, del Reino Unido, consistió en ofrecer a los pichones una opción entre picotear una luz de color, que siempre les daba acceso a tres pastillas de comida, o una de otro color que les daba sólo dos pastillas, pero también la oportunidad de jugar por 10 pastillas. Obtenían las 10 una de cada cinco veces, y cero pastillas las otras cuatro.

En general, la mejor estrategia para alimentarse sería escoger la ruta de las tres pastillas. Pero ocho de cada 10 pichones eligieron consistentemente arriesgarse, aunque salieran peor librados al final.

El mensaje principal es que aquí funciona un mecanismo biológico conductual que estimula a los pichones, y probablemente a muchos otros organismos, a jugar, aunque sea una estrategia menos productiva, concluyó el profesor Zentall.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya