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Presentan libro con las palabras del Nobel

Saramago rechazaba la sumisión, dice su viuda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 19 de octubre de 2010, p. 7

Madrid, 18 de octubre. Para evocar y rendir homenaje al Nobel portugués José Saramago (1922-2010), a cuatro meses de su muerte, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid fue presentado el libro José Saramago en sus palabras.

El volumen, pubicado por Alfaguara, es una especie de mosaico intelectual y humano del escritor a través de las numerosas entrevistas que dio.

El recopilador, Fernando Gómez Aguilera, exploró en todos los textos, reportajes, entrevistas o conversaciones exhaustivas de Saramago desde finales de los años 70 hasta 2009. El autor de Ensayo sobre la ceguera conoció el proyecto y mostró escepticismo, como hacía con casi todo, explicó su viuda, Pilar del Río.

“En el libro se construye un mosaico que condensa la visión del mundo de Saramago. Son fragmentos, unas veces cargados de información y otras, por su fondo sentencioso, se constituyen en una especie de apotegmas, máximas o aforismos propios de la literatura paremiológica. Son latigazos verbales que nos ilumina a quienes los leemos. Que nos mueven a pensar. Son verbalizaciones felices, relampagueantes, muy perspicaces. Configura una especie de libro híbrido entre un diccionario, un manifiesto, un autorretrato y aquello que los clásicos llamaban aurea dicta”, explicó Gómez Aguilera.

Su viuda estaba visiblemente emocionada por el resultado del libro, “es Saramago puro –afirmó el recopilador–, pero también porque sigue siendo un escritor entrañable y muy querido por sus lectores. Un dato lo confirma: en los pasados cuatro meses las ventas de sus libros se han quintuplicado en el mundo y en las librerías siguen demandando sus novelas. Por eso a Pilar lo que más le preocupa, le desasosiega, es defender con uñas y dientes su legado, sus enseñanzas”.

Disidencia y herejía

Por su parte, Pilar del Río manifestó que al final de la vida de Saramago, le pusimos como tarea que escribiera la Carta de los Deberes Humanos, que él pensaba que debía estar al lado de la Carta de los Derechos Humanos. Y la empezó a escribir, pero lamentablemente llegó la enfermedad. Incluso recuerdo que en la última cena que hicimos juntos dijo que todos sabíamos lo que había que hacer para salir de la crisis. Lo saben los gobiernos y los ciudadanos. Sabemos que para cambiar la vida tenemos que cambiar de vida. Y nosotros no vamos a abdicar de eso. Seguiremos por esa senda, afirmó.

En el libro están todos los temas e inquietudes recurrentes del Nobel a lo largo de su vida y obra: desde los asuntos estrictamente literarios, como el pulso creativo y el dilema autor-narrador, hasta su pensamiento político, su compromiso militante, su entrega a causas justas, con un espíritu de solidaridad y compromiso que le llevó a enarbolar, entre otras, el reclamo de justicia y dignidad por los indígenas de Chiapas y del resto de América Latina.

Saramago decía que el error que llevó a muchas equivocaciones y esterilizaciones del pensamiento marxista fue el acatamiento. La sumisión, la falta de pensamiento crítico. El pensamiento dogmático era algo que a Saramago le ponía muy nervioso, ya sea el dogma religioso o político. Por eso decía que a los derechos humanos les faltaban dos derechos: el derecho a la disidencia y a la herejía, explicó su viuda.

En el libro se incluyen numerosos fragmentos de las entrevistas que publicó La Jornada en los años recientes, pues es el segundo periódico más citado en el volumen. Saramago fue entrevistado por el director fundador de este diario Carlos Payán y los periodistas Pablo Espinosa, Mónica Mateos, Ericka Montaño Garfias y Ángel Vargas.