Por no encontrar en su domicilio a su padre y por falta de presupuesto, la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) y la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) no respaldaron la rehabilitación ni entregaron la beca al menor Timoteo Ventura, quien hace tres años perdió el brazo derecho en el rancho El Carmen, de la sociedad Monárrez y Montaño.

Celso Ventura, jornalero agrícola originario de Tlapa de Comonfort, Guerrero, y padre del menor, de cinco años, explicó que funcionarios de Sedeso y CDI argumentaron que no le habían dado la ayuda porque la familia desapareció.

Alojado en las oficinas de la Central de Organizaciones Campesinas y Populares (Cocyp) junto con su hijo y hermano, el indígena tlapaneco dijo que las autoridades lo engañaron. Vine a la ciudad de México a ver si lograba que vieran al niño y nuestras necesidades. No mentimos.

El 3 de septiembre de 2007, Timoteo perdió el brazo derecho al ser atropellado, dentro del campo agrícola, por el vehículo conducido por Daniel Chacón. Timoteo jugaba con sus hermanos y otros menores en espera de sus padres. En ese campo agrícola, como en la mayoría, no hay lugares para albergar a los niños de los jornaleros, dijo José Jacobo Femat, dirigente de la Cocyp.

Lo único que pido es que las autoridades cumplan con su palabra, asentó Celso Ventura, quien junto con su esposa Sofía y cuatro hijos va de un campo agrícola a otro en busca de sustento. Son parte de las familias indígenas expulsadas, por ser evangélicos, de la comunidad San Juan Puerto Montaña, y que fundaron la colonia Filadelfia, a orillas del municipio de Tlapa de Comonfort. (La Jornada, 16 de octubre de 2007.)

Mi hijo quiere escribir y dibujar y no puede; lo sigo llevando a los campos agrícolas porque temo dejarlo solo, comentó Celso, quien este año no fue contratado para la pizca en algún campo agrícola, donde gana 100 pesos al día.

Jacobo Femat apuntó que Rodolfo Echeverría Martínez, director de Concertación Social y Atención Ciudadana de la CDI, dijo a Celso que su caso se atendería en el Centro de Coordinación Indígena en Tlapa, que allí tramitara el apoyo económico y la beca para su hijo. No hubo ningún compromiso por escrito, todo fue verbal, e incluso cuando se le pidió ayuda para que la familia regresara a su comunidad, expuso que no había presupuesto y que no podían realizarse gastos fuera de lo programado. El costo de un pasaje de autobús a Tlapa es de 206 pesos.

Respuesta similar recibió Celso en Sedeso, donde le recomendaron ir al Seguro Popular, pero ellos saben que éste únicamente cubre atención básica.

Han pasado tres años y Timoteo sigue en espera de que las autoridades cumplan con los compromisos adquiridos.