La película, híbrido del cine latinoamericano y europeo
, se estrena este viernes
Lo maravilloso de la cinta es que anclándose en la realidad se mete en un ambiente interior muy intenso: el realizador
Viví un enclaustramiento voluntario para prepararme: Gustavo Sánchez Parra
Viernes 5 de noviembre de 2010, p. a10
Hoy se estrena con 60 copias la cinta Rabia, coproducción de México y Colombia, dirigida por el cinerrealizador ecuatoriano Sebastián Cordero, protagonizada por Gustavo Sánchez Parra y Martina García. En charla telefónica con La Jornada, el realizador habló de cómo llegó a este proyecto: Después de estar tonteando en Estados Unidos con cosas que no fructificaron, llegó Bertha Navarro y me dio la novela homónima de Sergio Bizzio, que dijo me iba a encantar. La leí y le vi un potencial gigantesco e inmediatamente respondí que hiciéramos la película
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Rabia cuenta la historia de José María (Sánchez Parra), joven que vive ilegalmente en Madrid; se encuentra con Rosa (García), otra chica extranjera, pero con sus papeles en regla, de quien se enamora. Un trágico suceso modifica su vida.
El cinerrealizador dijo: En principio llamó mi atención el personaje de José María. El libro comienza con una pareja, pero en la página cinco o seis el tipo les pone una paliza a unos mecánicos y eso me dejó frío, porque no sabía adonde iba la historia de este personaje; me enganché mucho con él. Después el tema del encierro en la casa, de vivir una vida ajena sin poder avisar que él está ahí da otro elemento muy interesante. Pero la historia de amor a distancia de dos personajes en un mismo espacio me pareció fantástico. La mezcla de elementos crudos, duros y de mucho suspenso con esta historia de amor, que bordea el melodrama, pero que funciona porque el mundo alrededor de él también es retorcido
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Para el director de Crónicas, este nuevo trabajo es mucho más que la historia de un hombre que vive en el mismo techo que la mujer amada, sin ser detectado. Es la historia de un personaje muy violento con muchos problemas que reacciona de forma muy desproporcionada ante el mundo... la película entra en muchos géneros, es un híbrido: una película latinoamericana, con elementos fuertes de cine europeo.
Cordero refirió: Hay un punto en que la historia está al borde de la verosimilitud, como que en cualquier momento se podría desarmar, pero no se desarma; ese fue uno de los retos, porque noté que genera más tensión estar en ese borde, porque es una historia muy extraña, más grande que la realidad, pues en estricto sentido no sucedería algo tan extremo, pero al mismo tiempo es lo maravilloso de esta historia porque anclándose en la realidad poco a poco se mete en un mundo interior, muy intenso, donde la cosas cambian gradualmente
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En opinión del realizador, historias como la contenida en Rabia, es importante que existan; las historias de amor siempre han tenido un espacio importante y las de amor imposible son las más potentes, las que más enganchan. Al tener una historia así, sin que caiga en lo cursi, era muy importante encontrarle un lugar
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Finalmente Cordero mencionó: El trabajo que hicimos con Enrique Chédiak, en la fotografía, y Eugenio Caballero, en la dirección artística, fue fantástico, me sentí muy contento porque la película envuelve
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Por su parte, el actor mexicano Gustavo Sánchez Parra dijo: Por primera vez tuve un periodo de preparación para un personaje, en el cual iba imaginando, soñando y construyendo el mundo de José María... Cuando me eligieron para encarnar a este personaje, primero leí la novela. Esto ocurrió un año antes de comenzar a filmar y desde ahí comencé a construir al personaje e imaginarme su situación; después leí el guión y sinteticé todo este mundo del protagonista. Como actor, este tiempo de anticipación me permitió jugar más y hacer mejor el ensamblaje de las situaciones
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Arduo proceso de experimentación
El actor, quien también trabajó en Amores perros, agregó: “Además, que el personaje tuviera un deterioro físico me llevó, en la realidad, a experimentar aspectos emotivos que no sabía si iba a tocar; una dieta rigurosa durante mucho tiempo me llevó a estados que desconocía y que por momentos me sacaron de control; así que pensé que esas situaciones las podía incorporar al personaje de José María, así que comencé a encajarle ese tipo de cosas.
“Luego jugué dentro de mi departamento al enclaustramiento voluntario, aunque fue planeada, la experiencia fue maravillosa... Además cuando preparaba el personaje troné con mi pareja, quien me pidió quedarse a vivir un rato en el departamento. Entonces estar en el mismo espacio fue complicado porque no convivíamos no nos veíamos, salía a hurtadillas para que no me escuchara o para no despertarla, comencé a jugar con todo eso para darle verosimilitud al personaje de José María. No fue una situación agradable ni premeditada, pero se dio y la aproveché, eso me ayudó muchísimo a construir el personaje cuando estuve en el set, a moverme tranquilamente por todos los espacios creados por Eugenio Caballero y la fotografía de Enrique Chédiak.”