Febrero de 1776. Aun antes de que Estados Unidos declarara su independencia, John Adams, quien sería su segundo presidente, ya preconizaba. La voz unánime del continente (o sea, las 13 colonias de lo que era entonces Nueva Inglaterra) afirma que Canadá debe ser nuestro; debemos apoderarnos de Quebec.

Con esta pequeña ficha, el periodista-historiador-cronista Gregorio Selser arranca una cronología enciclopédica que cubre 214 años, cruza siglos, fronteras y geografías humanas para armar el gran mural de lo que fue y es nuestro continente.

Diáfanos en sus intenciones, los llamados Padres Fundadores de la Unión Americana jamás disimularon lo que sería su designio para el resto del continente a partir de ahí y hasta nuestros días: expansión territorial, despojo, control y dominio por la buena o por la mala. Por la mala, casi siempre.

Las últimas fichas, cuatro tomos y 2 mil 500 páginas después, registran la conspiración de George Bush padre para ordenar la violenta invasión de Panamá.

Y la última pieza: 19 de abril, 1990. El gobierno de Nicaragua (sandinista) y dirigentes políticos de los grupos contrarrevolucionarios firman un alto el fuego definitivo. Para América Latina empezaba así a cerrarse el capítulo de la guerra fría y sus falsas resonancias del conflicto Este-Oeste. Eran los inicios de los 90. Otra época. Selser no la viviría.

Cuatro tomos, una llave y Guayasamín

En la Cronología de las intervenciones extranjeras en América Latina, de Gregorio Selser, el lector podrá encontrar miles de fichas que, hiladas, forman el recuento lúcido de la historia que nos define. Incluye, según explica el propio autor, siguiendo un orden cronológico riguroso, los distintos hechos y situaciones que jalonaron los procesos intervencionistas de Estados Unidos. Y no sólo los actos armados, abiertos y oficiales, sino también las operaciones encubiertas y los hechos expansionistas y hegemonistas de tipo político, diplomático y económico.

La crónica enciclopédica está editada en cuatro tomos y un primer volumen adicional que comprende el código ideado por el propio Selser para encontrar en búsquedas cruzadas la información deseada. Es una herramienta de lectura creada a mediados del siglo pasado con las únicas artes del ingenio del autor, las tijeras y las cajas de cartón de Marta Selser y la tremenda entrega y capacidad de trabajo de ambos. Hoy llamaríamos a esta especie de llave conceptual o tipo de registro una lectura interactiva. Por tanto, la obra incluye un CD para recorrer la cronología en pantalla.

Si todo esto fuera poco, Cronología... es una colección hermosa. Editada en un formato fresco y atractivo por el equipo del Centro Académico de la Memoria de Nuestra América (Camena) que alberga la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), lleva un plus inesperado. Se explica en la solapa, en el facsímil de una carta que escribe Marta Ventura de Selser al pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, poco después de la muerte de su esposo: “Te escribe Marta, recordándote tu hermoso ofrecimiento que hiciste a Gregorio en Cádiz, cuando él te habló de su obra póstuma. Tus ojos brillaron de entusiasmo ante sus explicaciones y casi levantándote de la silla dijiste: ‘¡Yo la ilustro, yo hago la portada!’. Si es que aún quieres y puedes hacerla en tu apretada agenda de creador, sería el mejor regalo que recibiría Gregorio sobre sus cenizas.”

La respuesta está en la portada: una acuarela en tonos oscuros, que es un signo de interrogación y de ira, con la firma del artista quiteño.

A lo largo de las fichas documentales desfilan la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto, la Diplomacia del Dólar, la Política del Garrote, la Política de la Buena Vecindad, las andanzas de la CIA, el macartismo, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca y la Doctrina de Seguridad Nacional que desencadenarían en el continente décadas de dictaduras militares, violencia social, crisis humanitarias y economías fracturadas.

Algunos números

Una simple numeralia puede dar al lector una pequeña idea de la labor titánica del periodista argentino –que vivió los últimos 15 años de su vida en México– para la construcción de esta, que es considerada su obra cumbre.

Selser empezó a elaborar fichas relacionadas con documentos y recortes impresos en 1955. Tenía entonces 33 años. Trabajó en el armado de esta cronología 36 años, robando tiempo al tiempo, mientras discurría su fructífera trayectoria. La colección se publica, revisada y completa, 18 años después de su muerte.

Al final de su vida, el archivo de Gregorio, organizado por su esposa Marta, constaba de al menos 2 millones de piezas, entre recortes, notas propias, documentos originales y una serie de ilustrados intercambios epistolares con intelectuales de todo el mundo.

Este archivo hoy está digitalizado en su totalidad por el Camena. La revisión editorial de los tres primeros tomos y la elaboración del último libro –que abarca desde el momento que él considera el inicio de la guerra fría hasta finales de los 80– fueron cotejados y cruzados con la información contenida en estos registros y en los 39 libros de su autoría, lista que incluye algunas rediciones y obras compartidas con otros autores.

En el camino, este trabajo sufrió tropiezos e infortunios de todo tipo. A la hora de reunir las fichas del último capítulo después de la muerte de Selser, en 1991, se encontró que todo el registro desapareció estando bajo custodia del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias de la UNAM. La previsión de Marta Ventura permitió recuperar buena parte de la información de viejos diskettes. Otro incidente fue la aparición inexplicable –al año siguiente– en Alemania de una versión pirata de un fragmento de la cronología, publicada sin rigor alguno.

Al final, la partida fue ganada por un gran equipo donde primaron la buena fe, el cariño, la solidaridad y la admiración por el pensamiento selserista. Y Cronología... se da a conocer hoy, en la UACM, plantel Del Valle, a las siete de la tarde.

La obra completa incluye siete prólogos. El primero es del propio Selser para la primera versión del primer tomo. El segundo (el periodo 1849-1898) lo presenta la historiadora Mónica Toussaint, del Instituto Mora. El tercero (1899-1945) es autoría de Andrés Kozel, asesor del Archivo Gregorio y Marta Selser, especialista en el siglo XX latinoamericano. Y el cuarto es prologado por la politóloga y escritora argentina Pilar Calveiro, víctima de la dictadura.

Se incluyen además los prólogos originales de las ediciones parciales anteriores: John Saxe Fernández, Sergio Bagú, Horacio Cerrutti y Stephan Austin Hasam. Seis textos que logran dar una perspectiva múltiple al significado de una crónica como esta.

Hicieron posible la edición Beatriz Torres, responsable de Camena, y Ana María Sacristán, responsable del proyecto editorial.