Policías impiden a una mujer inmolarse ante la sede de la cumbre
dejen de hacer pagar la crisis al pueblo, claman
El gobierno surcoreano despliega a unos 50 mil agentes
Viernes 12 de noviembre de 2010, p. 3
Seúl, 11 de noviembre. Un vallado de dos metros de altura rodea la sede que alberga los diálogos de los líderes del G-20 en Seúl, mientras el gobierno surcoreano lanzó una masiva operación de seguridad ante manifestaciones anunciadas por miles de activistas, lo que no impidió que unas 10 mil personas llevaran a cabo su primera protesta el día de hoy. En lo que constituyó una primera prueba del dispositivo de seguridad, la policía evitó que una mujer de mediana edad se inmolara frente al local de la reunión.
La mujer se roció con tíner ante la entrada del centro de convenciones Coex, donde este viernes tendrá lugar la reunión central de la cumbre de presidentes, pero la policía logró evitar que encendiera el disolvente, según presenció un reportero en el lugar.
La inconforme gritó asesino
, en referencia al presidente surcoreano, Lee Myung-bak, anfitrión de la cumbre de líderes del G-20, que comenzó con una cena oficial este jueves por la noche. Fue detenida por la policía.
Trataremos de mantener esta protesta no violenta si la policía protege nuestro derecho a marchar
, expresó Lee Chang-geun, secretario general del grupo Acción de Respuesta al G-20 del Pueblo Coreano.
Haremos lo máximo posible para mantener un acto pacífico (...) pero definitivamente trataremos de llegar lo más cerca posible (del lugar de la cena oficial de este jueves), incluso si es necesario ir más allá del límite establecido por la policía
, añadió.
El gobierno movilizó a 50 mil policías en todo el país y aprobó una ley especial que restringe las protestas en áreas cercanas a los líderes participantes.
Pese a las restricciones, estudiantes y miembros de al menos 80 organizaciones no gubernamentales y sindicatos aseguraron que lograron convocar a más de 10 mil personas.
La protesta, en la que también participaron militantes de asociaciones internacionales antiglobalización, tuvo lugar sin más incidentes y fue seguida muy de cerca por la policía.
¡La guerra de monedas no es una prioridad!
, gritó Kim Jong-kyum, de 20 años, durante esta manifestación en la capital surcoreana, en la que se criticó al grupo de países por no prestar atención a las consecuencias sociales devastadoras
de la crisis económica.
G-20, dejen de hacer pagar la crisis al pueblo
, proclamaba una banderola colocada en el escenario en que los integrantes de sindicatos arengaban a los transeúntes, en su mayoría poco receptivos a este llamamiento.
Entre las demandas de los manifestantes destacan la exigencia de estabilidad en el trabajo, mejor distribución de la riqueza, derogación de los acuerdos de libre comercio y, en el plano local, retiro del contingente surcoreano en Afganistán.
Corea del Sur alberga con este encuentro del G-20 la mayor reunión diplomática de la que haya sido anfitrión, y la ciudad de Seúl se vistió de gala para lo ocasión.