Madrid, 14 de noviembre. Retratos, paisajes, bodegones, ninfas y sátiros, mitos clásicos evocados desde el pincel poético de Peter Paul Rubens (1577-1640). El Museo del Prado reúne por primera vez toda su colección del artista flamenco, la más grande e importante del mundo, con 90 cuadros en los que se explica con claridad su evolución estética y su vocación de desentrañar los misterios de la muerte, de la vida, de la tragedia, de la luz.

La remodelación de las salas de la pinacoteca madrileña en las que suelen estar los cuadros de Rubens, permitió al responsable de la Conservación de la Pintura Flamenca del Prado, Alejandro Vergara, hacer un montaje insólito y sugerente de las piezas de Rubens.

Por primera vez se reunieron todas las piezas que ha ido acumulando el museo desde la fiebre por Rubens de Felipe IV, pero además se exponen de una manera cronológica y en sólo dos salas están colocados las 90 obras. Algunas sólo separadas por un palmo de mano, con la intención de hacer una especie de instalación o gabinete.

La muestra inicia con el cuadro más antiguo en propiedad del Prado, Retrato ecuestre del duque de Lerma, pintado en 1603 y uno de las poquísimas obras que llevan la rúbrica del genio flamenco. Y el recorrido termina con Perseo liberando a Andrómeda, que el artista dejó inconclusa y que inició un año antes de su muerte, en 1939, con el fin de recrear el momento de la liberación de Andrómeda, como una metáfora política alusiva al dominio del bien sobre el mal.

Miguel Zugaza, director del Museo del Prado, explicó que la muestra es una especie de retrospectiva, es un recorrido por todas las facetas estéticas y temáticas del pintor, en el que se incluyen sus famosos retratos de los apóstoles, sus grandes cuadros con motivos religiosos y sus evocación a los mitos clásicos y sus retratos de gran formato de filósofos como Demócrito y Heráclito.

En definitiva, las obras de Rubens hablan de la vida, de la muerte, del amor, de la pasión, de la tragedia, de la luz, explicó Zugaza, quien reconoció que uno de los objetivos también es sacar pecho (presumir o exhibir) la valiosa e importante colección del pintor de la pinacoteca española.

Mientras que el curador de la muestra, Alejandro Vergara, ahondó en el apoyo que supuso para Rubens la evocación de la sabiduría de los antiguos, que en la etapa final combina con una evocación poética que lo han convertido en uno de los grandes genios en la historia del arte. El vehículo principal que utilizó Rubens para transmitir sus ideas son los mitos que resumen la sabiduría de los antiguos sobre el comportamiento y las emociones de los seres humanos.

Vergara explicó que se calcula que Rubens, en su prolífica vida, pintó alrededor de mil 500 cuadros y realizó unos 8 mil dibujos. Por lo que es difícil hablar de una retrospectiva con el rigor científico que esto supone, pero –según el curador español– con esta muestra de 90 cuadros del Prado no sólo se conocerán mejor las etapas, atributos y características pictóricas, sino también su vocación de captar el movimiento humano, convirtiéndose en una especie de coreógrafo de sus propias obras, en las que el cuerpo humano se pinta de forma rotunda y contundente, pero también con sensibilidad y retórica poética.

Entre las obras más destacadas de la muestra están Lucha de San Jorge y el dragón; la serie de la Torre de la Parada, que se muestra completa después de más de una década, Las tres gracias; Diana y Calisto; El jardín del amor, y Danza de aldeanos, entre otros.

También se elaboró un documental, dirigido por Miguel Ángel Trujillo, en el que historiadores, artistas y bailadores dan su visión de la obra del artista.