Las cenizas del actor y maestro de los escenarios
reposan en la sede de la CNT
un rebelde e iconoclasta
Jueves 18 de noviembre de 2010, p. 6
La versatilidad actoral de Claudio Obregón (1935-2010), su energía y rigor, sus enseñanzas, sus ideas y compromiso social, pero sobre todo su ausencia física fue evocada en el homenaje que se le rindió la noche del martes en la sede de la Compañía Nacional de Teatro (CNT), en la que culminó una trayectoria de más de 50 años de creación escénica y donde a partir de esa fecha reposan sus cenizas.
Colegas, amigos y discípulos de distintas generaciones dieron testimonio del gran actor recientemente fallecido, recordaron y valoraron el trabajo de quien es considerado un monstruo de la actuación en México
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Se recordó la última ocasión en la que el actor de número de la CNT interpretó un personaje en la obra Endgame: final de partida, de Samuel Beckett, bajo la dirección de Abraham Oceransky, montaje para el que seleccionó al director, hizo la traducción y adaptación. Para la ocasión escribió de puño y letra su propio currículum:
En este año de 2010 Claudio Obregón recordará que inició hace 51 años sus menesteres artísticos, al principio tan sólo con certezas e impulsos a ciegas, o casi, con pasión desmedida siempre, hasta el día de hoy. Han desfilado por su mente y calado en su alma los más diversos y contradictorios personajes: Hernán Cortés, Augusto Strindberg, Isabel Primera de Inglaterra, Herodes (el de Wilde), Bartolomeo Vanzetti, El Rey Lear, Niels Bohr, Giacomo Casanova, Maximiliano de Habsburgo y tantos otros que sólo los más antiguos de la región recuerdan. ¿Qué fue de todos ellos? ¿Qué sucedió con Claudio? Pues obvio, ellos se fueron a habitar el panteón teatral de los sucesos efímeros y Claudio desvencijado y valeroso todavía intenta conquistar nuevas palmas de las generaciones posmodernas. Claudio sabe, como todo buen soldado, que en la trinchera de las imaginerías, los personajes, la tramoya, el público, las luces pueden dispararle a muerte o dejarlo mal herido, pero entonces él y su amor al teatro dirán la última palabra.
Funcionarios culturales y creadores escénicos, como Luis Rabago, Mario Espinosa, Ana Ofelia Murguía, Martha Verduzco, Julieta Egurrola, Luisa Huertas y la crítica de teatro Olga Harmony expresaron su sentir y testimoniaron su experiencia de trabajo con el fallecido actor.
Claudio Obregón destacaron, “contribuyó a consolidar la cultura teatral del país. Fue un maestro no de la academia, sino desde las tablas. Fue rebelde, iconoclasta, con temple ingobernable y con enorme compromiso social. La ceremonia en la CNT concluyó con las palabras de despedida de Claudio y Gerardo, hijos del homenajeado.