El déficit público de 32% es casi 10 veces el límite máximo que impone la UE
Descontento de la población por lo que considera una humillación al pedir apoyo del exterior
Domingo 21 de noviembre de 2010, p. 27
Dublín, 20 de noviembre. El gobierno irlandés afina su nuevo plan de austeridad –el cuarto desde que comenzó la crisis en 2008– con miras a recibir ayuda de unos 100 mil millones de euros (137 mil millones de dólares) de parte de la Unión Europea (UE) y del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El plan irlandés tiene por objeto reducir en cuatro años el déficit público, actualmente de 32 por ciento del producto interno bruto (PIB) –casi 10 veces el límite máximo de 3 por ciento que impone la UE y el más grande de los 16 países que integran la eurozona– para llevarlo a 3 por ciento, como lo exige el bloque monetario.
El naufragio de los bancos del país y su rescate por el Estado explica en gran parte el excesivo déficit público de Irlanda, cuyo gobierno ahora tendrá que intensificar la austeridad sin precedentes a la que ya están sometidos los irlandeses. Según los expertos, la medida será recortar aun más el gasto público o aumentar los impuestos o bien una combinación de ambas.
Consecuencia del rescate bancario
Los expertos de la UE, del FMI y del Banco Central Europeo (BCE), reunidos desde el jueves en Dublín, han revisado dicho proyecto para determinar el plan destinado a salvar los bancos irlandeses aplastados por las deudas.
A cambio del plan de ayuda las instancias internacionales podrían exigir un endurecimiento de las medidas de restricción presupuestaria, como en el caso de Grecia. Se prevé que el nuevo plan de austeridad se dé a conocer el martes, tras la reunión extraordinaria el domingo del gabinete irlandés y previo al anuncio del paquete de la ayuda internacional. Sin embargo, un portavoz del primer ministro irlandés Brian Cowen dijo que la adopción del plan podría darse desde el lunes si es aprobado por el consejo.
De todas maneras, los irlandeses ya están sometidos a una austeridad sin precedentes, que comprende una baja drástica del salario de los funcionarios, supresión de empleos en el sector público y recortes en el gasto público.
Este plan de rigor fue decidido por el gobierno de Dublín después de que el déficit público se disparó, a raíz de la inyección de 50 mil millones de dólares en los bancos que hizo el Estado, es decir un tercio del PIB irlandés.
Grandes manifestaciones se realizaron en el país y una más está convocada por los sindicatos para el próximo sábado en Dublín, de cara a la presentación del presupuesto el 7 de diciembre.
En estas condiciones, la impopularidad del primer ministro alcanza verdaderos récords, con sólo 11 por ciento de opiniones favorables, según un reciente sondeo.
El partido en el poder, el Fianna Fail, es dado perdedor en una elección legislativa parcial que se realizará el jueves en Donegal, en el noroeste del país. La pérdida de este escaño reduciría aun más la frágil mayoría del gobierno, al pasar de tres a sólo dos diputados.
La oposición multiplica los llamados a la dimisión del gobierno, apoyándose en el descontento de la población que considera como una humillación
pedir ayuda exterior para solucionar el problema de la deuda irlandesa.