Domingo 21 de noviembre de 2010, p. 27
La crisis financiera en Irlanda, que tiene lugar tras la de Grecia, muestra las carencias de la sumamente endeudada zona euro y lo difícil que es mantener la cohesión en una unión monetaria que sigue sin convertirse en unión política.
Tras las crisis de la deuda de los años 1980 y 1990 en países emergentes de América Latina y Asia, parece haberle llegado la hora a Europa.
Los expertos del Fondo Monetario Internacional (FMI), que antes viajaban en momentos de crisis a México, Argentina o Indonesia, se encuentran desde el jueves en Irlanda, junto con representantes del Banco Central Europeo (BCE) y de la Unión Europea (UE).
Nos enfrentamos a una crisis por nuestra supervivencia
y si la eurozona no sobrevive, tampoco sobrevivirá la Unión Europea
, dijo esta semana el presidente del bloque, Herman Van Rompuy.
Por su parte, el presidente del BCE, Jean Claude Trichet, quien desde hace días gestionó a fin de convencer a Irlanda para que aceptara una intervención exterior, manifestó su profunda preocupación
por la gobernabilidad económica y fiscal de la eurozona.
Se trata de la segunda crisis aguda en seis meses en un país de la unión monetaria creada hace alrededor de 12 años.