Más que fracaso, auguran a cumbre de Cancún
El Pacto de la Ciudad de México, ejemplo
ay algo más en el anunciado fracaso de la próxima cumbre sobre el clima en el mundo, que se celebrará en la ciudad de Cancún, en Quintana Roo. De muchas maneras, la ya malograda reunión marca la visión internacional del gobierno de Felipe Calderón, al que le fue imposible lograr mínimos acuerdos entre los gobiernos del orbe para frenar el deterioro constante del hábitat del hombre.
Son pocos los países que se resisten a torcer el designio que la ambición le ha impuesto al mundo. Desde luego Estados Unidos, y ahora también China, principalmente, son esos opositores. Y eso también marca lo que sucederá en el Caribe mexicano. Pero lo más grave es que la reunión termine en ceros, en nada, en el paseo de los que asistirán a ella para disfrutar, curiosamente, de los beneficios con los que la naturaleza dotó a esa parte de México y que aún existen.
La reunión se iba a celebrar en la ciudad de México, eso se esperaba. Marcelo Ebarard había sido electo presidente del Foro de Alcaldes por el Cambio Climático, y la lógica parecía indicar que el lugar adecuado sería el DF. Pero no, el equipo de Felipe Calderón ahí sí logró un acuerdo, el único que pudo solventar: impedir que la cumbre fuera en la ciudad gobernada por la izquierda.
Y sí, se llevaron la cumbre a Cancún, aunque el foro de los alcaldes sí se efectuó, como ya todos sabemos, en la capital de México. Se trabajó duro para que los gobernantes de más de un centenar de ciudades del mundo se pusieran de acuerdo para dar piso a diez acciones a favor del clima, es decir, a favor del mundo.
Tal vez no se pueda comparar, pero el equipo de Los Pinos que tendría que haber logrado los mínimos consensos entre los gobiernos, obviamente, no funcionó. Eso habla de que no existió una propuesta que diera una alternativa a la postura de los países duros, y ahora resulta casi inexplicable que en 138 ciudades de 43 países sí se pueda dar la batalla en contra del maligno cambio climático.
Decimos que es inexplicable porque las naciones de esas 138 ciudades podrían formar un frente, aunque fuera mínimo, para caminar, por lo pronto, hacia horizontes menos desastrosos, pero al parecer ni eso se pudo lograr. Por eso se habla del fracaso en Cancún.
Marcelo Ebrard fue designado por los alcaldes como su vocero para llevar a Quintana Roo las preocupaciones de los gobernantes de las ciudades, pero el jefe de Gobierno no será escuchado en el pleno de la reunión por razones técnicas, también inexplicables. Sería en una mesa paralela porque, según se dijo, la voz de los alcaldes no estaba programada.
Ya se ha reconocido la importancia de los acuerdos y el compromiso de cumplirlos por parte de los alcaldes, en instancias internacionales como la ONU. Por eso resulta increíble que esos acuerdos sean mandados a una mesa paralela, como si se tratara de restarles importancia.
¿De qué se trata entonces? ¿Para qué sirve la reunión? Tal vez sea que a golpe de razones algún día se ablanden los duros, tal vez sea que la reunión de los sordos en Cancún no sea más que un buen pretexto para hacer turismo, o quizá el no querer oír en el pleno los argumentos de quienes gobiernan a buena parte de los habitantes del planeta sea cosa de grilla a la mexicana.
Sea como sea, la cumbre de los alcaldes se ha convertido ya en ejemplo de que si existen buenas razones y trabajo en serio, si no se está ceñido a los ordenamientos de los grandes capitales, hay posibilidades de hacer algo por el planeta, es decir, por nosotros mismos. Lo malo es la ineptitud, y como dijimos, estar convertidos en los sirvientes del gran capital. Ni modo.
De pasadita
Ya habíamos comentado que en la larga lista de quienes pretenden suceder a Marcelo Ebrard está apuntado Ricardo Monreal. El trabajo del senador zacatecano en el DF es nulo, y eso lo tiene en cuenta la gente que vota en el DF, así que no sabemos cuáles son los motivos de Monreal para querer gobernar esta ciudad. Lo que sí está claro es que el pleito muy profundo que tiene con la ex gobernadora Amalia García, incrustada en el círculo cercano a Ebrard, quien también se siente con derecho a pelear (¿?) la jefatura de Gobierno, se trasladará hasta esta arena, aunque la suma de dos ceros sólo da como resultado cero. ¡Qué barbaridad!