Sociedad y Justicia
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Manifiesta Ratzinger cautelosa apertura en La luz del mundo

Si un Papa ya no está capacitado tiene el derecho a renunciar

El libro contiene abundantes reflexiones personales sobre su futuro

 
Periódico La Jornada
Martes 23 de noviembre de 2010, p. 40

Ciudad del Vaticano, 22 de noviembre. El papa Benedicto XVI dice en un nuevo libro que no dudaría en convertirse en el primer pontífice en renunciar en más de 700 años si no se sintiera física, sicológica y espiritualmente capacitado para liderar la Iglesia.

Con sorprendente sinceridad, el pontífice, de 83 años de edad, plantea una posibilidad de la cual las autoridades de la Iglesia católica prefieren no hablar, debido a los dilemas doctrinales que desataría.

El libro, titulado La luz del mundo, hasta ahora ha trascendido por la cautelosa apertura de Joseph Ratzinger al uso de preservativos para prevenir el sida.

Pero la entrevista con el periodista católico alemán Peter Seewald también contiene muchas reflexiones personales sobre la salud, la rutina diaria y el futuro de Benedicto XVI.

Sí, si un Papa se da cuenta de que ya no está física, sicológica y espiritualmente capacitado para cumplir con los deberes de su cargo, tiene el derecho y, bajo ciertas circunstancias la obligación de renunciar, dice.

El último papa en renunciar voluntariamente fue Celestino V en 1294, quien luego de un periodo de apenas cinco meses, retornó a su vida de ermitaño. Diez días después de la abdicación se reunió el cónclave, que, en un solo día de deliberaciones eligió al cardenal Benedicto Caetani como Bonifacio VIII.

Otro caso es el de Gregorio XII, quien abdicó a regañadientes en 1415 para poner fin a una disputa para dirigir el Vaticano.

Volviendo al libro, en 2009, cuando el Vaticano fue sacudido por un nuevo escándalo de abusos sexuales, hubo pedidos de renuncia para Benedicto XVI, pero él dice en el libro que no se escapará en un momento de crisis.

Uno puede renunciar en un momento pacífico o cuando simplemente ya no puede seguir, asegura.

El Papa parece gozar de un relativo buen estado de salud, pero en la entrevista confiesa que siente que sus fuerzas están disminuyendo.

Por supuesto, a veces me preocupo y me pregunto si puedo hacerlo incluso desde un punto de vista estrictamente físico, responde acerca de su fortaleza durante los viajes.

Existe una disposición en el derecho canónico que prevé la renuncia del Papa, aunque nunca ha sido usada.

La regla dice que un pontífice puede renunciar, pero debe hacerlo por elección propia y su decisión no está sujeta a la aceptación de nadie.

Sin embargo, la capacidad de la medicina moderna de extender la vida plantea la posibilidad de que un papa que sufra la enfermedad de Alzheimer o un accidente cerebrovascular, por ejemplo, pueda no estar en condiciones de decidir.

Otros papas en el pasado consideraron renunciar, pero la noticia sólo emergió luego de que murieron, mientras Benedicto XVI parece estar preparando el terreno para que un acto de esa naturaleza no sea sorprendente.