Madrid, 24 de noviembre. El Museo del Prado recupera, después de un largo y delicado periodo en el área de restauración, uno de sus cuadros más emblemáticos y bellos: los retratos de Adán y Eva, de Alberto Durero, que de nuevo se pueden admirar en las paredes de la pinacoteca madrileña.

La obra permaneció más de dos años en el taller de restauración del museo con el propósito de renovar los barnices desgastados, retirar las manchas causadas por el paso del tiempo y eliminar las grietas que se habían formado en la pintura.

El objetivo del Museo del Prado era que los dos retratos recuperaran su resplandor original, lo más parecido a como fueron concebidos por el genial artista, considerado el creador más importante del Renacimiento alemán del siglo XVI.

La valiosa obra permanecerá cuatro meses en una sala exclusiva de la pinacoteca, antes de ser colocada de nuevo en las paredes habituales de la Colección Permanente del espacio museístico.

Se trata de que los visitantes conozcan, paso a paso, el proceso de tan delicado y complejo trabajo de restauración.

La restauración de Adán y Eva estuvo a cargo de dos expertos de primer nivel, José de la Fuente y George Bisaca, quienes además contaron con el apoyo de una docena de especialistas.