El cinerrealizador español Carlos Saura recibió ayer el premio Luis Buñuel-Nextel 2010 en la tercera muestra de cine español Es.Cine 2010. Dijo: Esto es algo más especial que un premio, más significativo, porque lleva el nombre de un amigo, que para mí era un hermano, además de ser uno de los directores más importantes del mundo, que más me interesan. El reconocimiento también fue entregado al director ibérico Julio Medem y al actor mexicano Pedro Armendáriz.

Saura agregó: Uno recibe los premios internacionales de buena gana. Muchas veces me los han dado por las películas que no me parecen nada maravillosas, y a las que me han gustado más y he pensado que les darían algún premio no les han dado nada. Soy muy escéptico en ese sentido. Lo que sí debo decir es que gracias a premios en festivales como Cannes y Berlín he podido seguir haciendo cine.

Sobre la violencia que impera en México, Saura señaló: Nunca he dudado en venir. Desde la década de los 60 me han dicho que es peligroso, aunque ahora la violencia sea primera plana de los periódicos de España. Llegué ayer y ya he paseado por ahí; lo que más me gusta es el Zócalo.

Acerca del momento que vive el cine mexicano dijo: Como en todo el mundo, hay talento. En el planeta se hacen miles de películas al año realmente magníficas, pero no las conocemos, sólo vemos un porcentaje pequeño debido a la hegemonía hollywoodense... vivimos una época en la que es complicado elegir qué es lo que uno puede ver; la presión que ejercen los medios es tan fuerte que es difícil decidir lo que uno quiere ver.

Precisó: La cinematografía de México se encuentra en un momento como para tener una nueva época de oro. Me gusta el cine de Guillermo del Toro y de Alejandro González Iñárritu.

Saura opinó sobre las nuevas tecnologías: “Ha habido un cambio enorme con la digitalización del cine; hace décadas, si alguien quería hacer una película muy personal, era complicado, las limitaciones eran muchas; ahora con las cámaras de video digitales cualquier persona con talento puede hacer su película; claro, también debe tener una historia convincente.

El cine actual es complicado porque se enfrenta a retos como adónde se va a ver y quién lo verá en el futuro inmediato, si será por la televisión o por los teléfonos. Claro que siempre habrá lugar para que la gente asista a ver una película, en el que encuentre mucho ruido y pueda comer palomitas... Además, el cine de Hollywood está terminado: repiten los temas. Creo que vivimos un momento interesante, en el que considero que se tiene que regresar a lo que se hacía en los años 60 y 70, al cine más personal, como Buñuel, Bergman, Fellini, Godard, Antonioni, Kurosawa, Chabrol... era un cine muy impresionante, con mucho talento.

El director de Tango y Fado, dos de los 11 musicales que se incluyen en su cinematografía, presentará mañana su película Salomé (2002) en la Cineteca Nacional, en el ciclo, parte del homenaje que se le rinde. Afirmó: Con las más de 40 películas que he hecho, mi deuda con la humanidad está saldada.

El flamenco es algo vivo

El también pintor, profesor, fotógrafo y músico dijo que fue una casualidad que su trabajo reciente Flamenco, flamenco “saliera cuando ese género musical fue declarado patrimonio cultural de la humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Hice este trabajo porque veo que el flamenco es algo vivo, veo cómo los jóvenes lo han dotado de muchas cosas y lo han mantenido vigente, y que los gitanos no fueron los únicos portadores. Espero que con esta evolución del género pueda hacer otra película que se llame Flamenco, flamenco, flamenco”.

Saura lamentó la incapacidad de crear un sistema de distribución entre España y América Latina, cuando tienen muchas cosas en común. Además celebró la buena salud del cine documental en las pantallas de los festivales y en otros espacios. Será la forma más recurrente para filmar y contar historias de ficción, pero además para consignar los hechos sociales, dijo.

Finalmente, el cinerrealizador compartió una de las experiencias extracinematográficas que vivió con Luis Buñuel: “Me enseñó a hacer joggin mental, a dejar la mente libre para pensar las cosas más disparatadas. Él pensaba que todos teníamos un cine en la mente, que podíamos hacer nuestra propia película, claro, después te pierdes o la olvidas o cambias esa película”.