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La FIL 2010

Los que decidirán si aceptan los cambios serán los que hablan español en la calle, señalan

Atrasada y titubeante, la recomendación ortográfica de la Academia: escritores

Coinciden en que la literatura enriquece el lenguaje al darle fuerza, profundidad y divulgación

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Aspecto de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde ayer se anunció la aprobación de nuevas normas gramaticalesFoto Arturo Campos Cedillo
 
Periódico La Jornada
Lunes 29 de noviembre de 2010, p. a16

Escritores mexicanos coinciden en que la literatura enriquece el lenguaje al darle fuerza, profundidad y divulgación.

Las recomendaciones de la Asociación de Academias de la Lengua Española (AALE), señalan, en ocasiones van por detrás del desarrollo del lenguaje.

Después del anuncio en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara sobre la aprobación de las nuevas reglas de la gramática española, algunos autores aseguran que la mayoría de las propuestas provienen de lo que se habla en la calle; sin embargo, serán los hablantes del español quienes decidan si aceptan las recomendaciones de ortografía de la AALE.

Al respecto, escritores consultados por La Jornada reflexionaron en torno a los nuevos cambios ortográficos, aprobados por la AALE, integrada por 22 academias.

Elena Poniatowska: “El lenguaje se enriquece a partir de lo que se habla en la calle. Las mayores propuestas las hace siempre el lenguaje de la calle, a la academia sólo le queda aceptarlas o rechazarlas; si esa institución quiere o no actuar como censor o como liberador, es su asunto.

“Recuerdo que el escritor y periodista Raúl Prieto, quien firmaba su columna Perlas Japonesas como Nikito Nipongo, se burlaba siempre de la Academia de la Lengua y los académicos, decía que no servían ni para un cacahuate.

Considero esa reglas como un poco inútiles; como escritora tengo un enorme respeto por el idioma y para mí las palabras surgen de los que hablan en la calle y después de un tiempo son aceptadas o no por la academia, pero no es al revés volteado.

Raquel Tibol: “En el asunto de la ch hace muchísimo que no viene en El Pequeño Larousse Ilustrado. Viene la c y en el momento que hay una palabra con h, bueno, es otra letra. Lo mismo con la ll, no aparece en el diccionario. Aparece la l y la l está considerada doble l; son dos l.

“Lo que me parece ridículo es que no haya acentos. Marca con más facilidad el ritmo, porque no todas las personas recuerdan dónde se acentúa vocalmente la palabra. De modo que hace falta el acento para realmente saber cómo se dice, porque hay muchas palabras que se pronuncian mal y el acento hace que se pronuncien bien.

No sé si los académicos son todos escritores; además, a estas alturas del partido cada quien escribe como quiere. Primero, en el momento que ellos dicen que cada quien haga lo que quiera, en ese momento están anulando cualquier tipo de autoridad de la tal academia, de modo que de una vez que esa institución se vaya a la tumba fría. Ellos mismos están aceptando que no ponen reglas, ¿para qué existen? No hacen falta. La tumba fría es un lugar adecuado.

Paco Ignacio Taibo II: “El lenguaje es algo vivo, que camina, y la Asociación de Academias de la Lengua Española trae una lógica de retraso; ahora vemos a una academia titubeante. No está mal reglamentar el lenguaje, pero preocupa más cómo los usos del lenguaje han construido en América Latina unas extrañas variaciones: una guagua en Cuba es un autobús y en Chile es un niño.

“Toda esa variación implica una riqueza del lenguaje que habría de establecerse y definir. No es tan completamente inútil la Academia de la Lengua, aunque es muy lenta, va por detrás del desarrollo del lenguaje y ahora no sólo resultó lenta, sino titubeante.

“Hay cosas del sentido común como acabar con las letras dobles: la ch y ll, pues a la hora de establecer los mecanismos de alfabetización es coherente, tiene sentido común, pero cambiarle el nombre a la i griega es una tontería. En ese sentido hay de todo en las propuestas de la Academia, desde cosas que parecen manías hasta elementos de sentido común.

La literatura es la que se ha encargado de darle fuerza, peso, profundidad, densidad y divulgación al lenguaje; la literatura es la que ha devuelto el castellano a España de una manera repensada en América Latina después del Siglo de Oro.

Antonio Gamoneda: “Quienes tienen la verdadera capacidad para aceptar o no las propuestas de la Asociación de las Academias de la Lengua son los mismos que han creado la lengua: los hispanohablantes en uno u otro continente.

Bienvenidas sean las propuestas, pero pienso que quedarán sujetas a la aceptación que, en muchos casos de manera instintiva pero certera, van a hacer los hablantes. En cuanto al nombre de las letras ocurrirá lo mismo, por ejemplo a mí me encanta y prefiero la manera de decir che en Hispanoamérica, en lugar de ce hache en España, pero ye (en lugar de y griega) no me gusta, creo que me va a costar trabajo.

Hugo Gutiérrez Vega: “En términos generales me parece que la propuesta de ortografía de las academias es inteligente y simplifica una serie de reglas que se mantuvieron con una rigidez, facilitará la enseñanza en las nuevas generaciones.

“Todo lo que simplifica inteligencia en el patrimonio de la lengua debe ser aceptado; se trata de una recomendación que debe ser tomada en cuenta por todas las instituciones culturales.

“Ya lo decía Rubén Darío: ‘de la academia, ¡líbranos Señor!’ Si las academias trabajan en esto y es un cambio definitivo en su posición, me parece que es de utilidad.”

Rosa Beltrán:“Me parece extraordinario que en el marco de la FIL se celebre ese tipo de reunión de diversas expresiones de la misma cultura en una lengua.

“El hecho de que se discutan peculiaridades regionales, que se hable por ejemplo del castellano y no del español, o del mexicano y del peruano y no de la gran lengua española, que si bien comprende distintas variantes, habla de una forma de aprender el mundo y de una tradición literaria extraordinariamente rica y una de las más poderosas, es empobrecer, es fijarse en lo pequeño.

Es un acto celebratorio el poder conmemorar mediante esta edición de la FIL todos los años de existencia que tiene nuestra lengua a través de las obras extraordinarias que nos ha legado en los distintos géneros literarios.

Arturo Pérez Reverte: Yo seguiré escribiendo sólo con acento, pase lo que pase.

Con información de Éricka Montaño, Fabiola Palapa, Merry MacMasters, Carlos Paul y Cecilia Durán