Sin que aún se disipe del todo la polvareda que levantó su discurso del domingo entre los priístas, el presidente Felipe Calderón de nuevo celebró su llegada al poder con danza de números y ninguna autocrítica. No hay cifra que no cuadre en esa sinfonía perfecta que es su gobierno: economía boyante, exportaciones crecientes, déficit controlado, competitividad en aumento, empleo al alza, programas sociales pugnando por abatir la pobreza, salud en víspera de la cobertura total...

Es el país del Presidente, el que se mira desde Los Pinos. ¿Y la violencia? Ésa es culpa de los criminales. El gobierno combate la delincuencia organizada como nunca se había hecho, enfatizó. Y si no, ahí están las cifras que abruman con ánimo de convencimiento: se incautaron millones de cartuchos, decenas de vehículos y aeronaves y miles de armas y granadas.

Los arsenales decomisados son suficientes para armar todo un ejército en América Latina, mientras han sido aprehendidos miles de criminales, aseguró Calderón ante unos 3 mil asistentes al acto Diálogos con motivo del cuarto año de gobierno.

Acaso la lucha contra el crimen –concedió– deje sobresaltos y eventos previsibles, pero es un hecho el “dominio del Ejército. Y comento esto porque no deja de llamarme la atención que cuando eso ocurre en otro país, las notas de los titulares de los periódicos es: ‘Se rescata favela en equis lugar, dominan los soldados finalmente’. Y aquí es cosa clara que hacen invariablemente nuestras fuerzas armadas, independientemente del reconocimiento que merezcan de los reportes periodísticos”.

Era obligado recordar la efeméride: cuatro años de gobierno, que en el ritual de la política mexicana es el principio del fin. Comienza el quinto año, que corresponde en el calendario nacional al arranque formal de la descarnada lucha por la sucesión presidencial.

Efeméride que esta vez Calderón evocó con mayor prudencia que el domingo pasado. Ya no hubo vaticinios de un trágico futuro si regresa el priísmo al poder. Ya no se responsabilizó al viejo régimen de todos los males del país y no hubo alusión alguna que sugiriera que el tricolor es sinónimo de regreso a un país corrupto.

Esta vez, sólo cifras y más cifras. Presentación en Power point para quien no crea en el buen rumbo de la nación: no había gráfica que no cuadrara con el país real maravilloso que expuso el titular del Ejecutivo.

México ha ayudado a Haití no en misiones de paz, sino en misiones de auxilio de la población civil (...) es ir a darle de comer al hambriento, como está escrito, afirmó el presidente Felipe CalderónFoto Francisco Olvera

No hubo variable económica que distorsionara el camino del éxito al que está destinado el país por la ruta que va: hace 40 años que el salario no se recuperaba en México como lo ha hecho en esta década. Y si antes las reservas sólo alcanzaban para pagar unos meses de la deuda, ahora representan 34 por ciento del PIB. El déficit que ha afectado a otras economías es mucho mas reducido que en países desarrollados, por lo que en México no están en riesgo las finanzas públicas y la inflación está controlada.

Sólo un dato adverso reconoce Calderón: el rebrote de la pobreza extrema, producto de la crisis económica mundial.

Una obsesión marcó el discurso del Presidente: Brasil. Una y otra vez la inevitable comparación: México tiene mejor calificación de riesgo país; el desempleo está por abajo del que tiene la nación sudamericana; México está considerado mejor opción para hacer negocios...

En sus comparaciones para exaltar su gobierno, dejó de lado las buenas formas diplomáticas en cualquier rubro. Así, afirmó que Irlanda y Grecia optaron por el déficit como ruta para enfrentar la crisis y ahora tienen serios problemas. España no ha manejado bien sus finanzas públicas. Aprobar la reforma de salud en Estados Unidos fue todo un lío político para Barack Obama...

No fue la única alusión al país vecino. Vendría otra con ocasión de la pregunta del embajador haitiano, Robert Manuel, quien sugirió la presencia de México en misiones internacionales de Naciones Unidas.

Las fuerzas armadas están para defender a los mexicanos, y participar en las misiones no es estrategia de gobierno, dijo. Luego, una extraña comparación con su guerra contra el narcotráfico:

Algunas veces se ha comparado lo que nosotros estamos haciendo en materia de seguridad con este tema. Y se empezaba a comparar, por ejemplo, para qué pelear una guerra como la de Irak y que nuestras tropas era como haberlas mandado a Irak y que era el mismo problema de mandar soldados a Irak. No, señores, nosotros no estamos buscando una guerra a miles y miles de kilómetros de aquí. No estamos en un enredo de carácter político internacional. Enviamos a nuestros soldados y marinos a defender nuestra tierra.

Añadió que México ha ayudado a Haití no en misiones de paz, sino en misiones de auxilio de la población civil (...) es ir a darle de comer al hambriento, como está escrito.