El futbol mantuvo el orden de las cosas
ara los aficionados que buscan el buen futbol más allá de las playeras, la final representó un auténtico oasis en un torneo Apertura que osciló en lo gris.
Fue una digna final, en los dos partidos, y un Monterrey que obtuvo su cuarto título porque salió a proponer, a ganar, lejos de la mezquindad que domina la mayor parte de la temporada. Fueron duelos de poder a poder, con dos equipos compactos que además cuentan con individualidades que pueden inclinar la balanza en cualquier momento, en la que destacó esa pieza magistral que nos regaló el chileno Humberto Suazo para definir el categórico 3-0.
Y eso es algo que los aficionados mexicanos agradecen. Lástima que se dé hasta los dos últimos duelos del torneo –porque la liguilla en general dejó mucho que desear– y es lamentable también que la mayor parte de ese espectáculo provenga del talento foráneo.
Los aficionados se levantaban de sus asientos cuando Christian Benítez, Darwin Quintero, Neri Cardozo y el Chupete Suazo tenían el esférico. Por supuesto que ellos eran apuntalados por una base de buen nivel, pero tampoco hay duda de que la fuerza de sus equipos radicaba principalmente en sus botines.
Por eso la selección nacional no tiene gol, porque la mayoría de los equipos dependen del ataque de sus refuerzos sudamericanos y el poco poder ofensivo nacional está en las bancas y tribunas europeas. Hasta el propio Javier Chicharito Hernández, el representante principal, recibió este domingo un baño de agua fría con las declaraciones de Alex Ferguson, en el sentido de que en este momento lo que le conviene es ser suplente.
El futbol mantuvo el orden de las cosas. Víctor Manuel Vucetich se confirmó como el Rey Midas, con su increíble marca de todas sus finales ganadas y en equipos tan distintos como León, Tecos, Pachuca y Monterrey (con éste dos veces).
Vucetich igualó en la obtención de cinco títulos de liga a Manuel Lapuente y a Javier de la Torre y sólo es superado por los legendarios Ignacio Trelles y Raúl Cárdenas. Sin duda, con sus dos goles, Suazo acapara reflectores, pero el timonel volvió a dar otra cátedra de táctica al cerrar espacios y nulificar a elementos tan peligrosos como Benítez y Quintero.
Es la consagración de Vucetich y eso explica también por qué era el elegido para dirigir al Tri, pero con sus válidos argumentos familiares para declinar no dejó otra opción que José Manuel de la Torre.
Los Rayados se repusieron al autogol de Duilio Davino –quien con sus yerros hizo recordar sus tiempos en el América–, a las tres fallas de Walter Ayoví en el primer duelo, a la ausencia de su orquestador Luis Pérez y al hecho de que no se coronaba en el Tecnológico desde el lejano México 86.
Caso triste es el de Rubén Omar Romano, quien viene siendo como Cruz Azul o como el jugador Javier Saavedra, especialistas en llegar a finales y perderlas.
Si en la campaña anterior acarició el cetro, ahora tal vez sólo se ilusionó luego del 3-2 de la ida. Romano sigue con mal fario y suma cuatro fracasos ligueros –dos con Morelia y dos con Santos–, que se unen a sus 22 juegos consecutivos sin ganar y a su etiqueta de técnico lavolpista, que son alabados por su futbol propositivo pero criticados por su escasa efectividad al momento de llevar trofeos a las vitrinas.
Mientras, los equipos se arman para el torneo que se iniciará dentro de un mes. El subcampeonísimo Cruz Azul, después de contratar al chileno Hugo Droguett, ahora busca curar su Talón de Aquiles: la defensa central. Y se enfoca a la fórmula conocida que representa el paraguayo Paulo da Silva, descartado del Sunderland porque el técnico Steve Bruce considera que no tiene la estatura suficiente (1.84 metros) para competir en la Liga Premier inglesa.
Jared Borgetti, goleador de estirpe, anunció su retiro. El máximo romperredes de la selección nacional y tercero en la historia de nuestro balompié –sólo atrás de Carlos Hermosillo y Cabinho– dijo adiós, mientras Cuauhtémoc Blanco insiste en seguir activo y ya anunció que continuará otro torneo con los Freseros. Un jugador tan grande merecería otro cierre de carrera.
