En otra filtración se describe al canciller como propenso a cometer errores
hombre raro, propenso a cometer errores, el funcionario consideró que la responsabilidad de la fuga de documentos confidenciales es de Washington, por sus laxas medidas de seguridad, y anunció que su embajada en Londres dará apoyo legal al fundador de Wikileaks, Julian Assange. En la imagen, la sala de conciertos llamada Opera House, ubicada en la capital SidneyFoto Reuters
Jueves 9 de diciembre de 2010, p. 37
Sidney, 8 de diciembre. El gobierno de Australia, que el lunes anunció que apoyaría a Washington en caso de que ejerza una acción judicial contra el fundador de Wikileaks, Julian Assange, responsabilizó hoy a Estados Unidos de la fuga de documentos del Departamento de Estado, por la insuficiencia “de sus sistemas de seguridad y del nivel de acceso que la gente ha tenido al material durante un largo tiempo.
La responsabilidad esencial y, en consecuencia, la carga legal, corresponde a aquellos individuos responsables de la primera desautorizada liberación
de los 251 mil documentos, afirmó el ministro de Relaciones Exteriores, Kevin Rudd.
Asimismo, informó que Assange, quien está encarcelado en Gran Bretaña desde el martes, recibirá ayuda del consulado australiano en Londres.
Rudd aludió de esa forma a los 2 millones de funcionarios y empleados de los servicios diplomáticos y militares estadunidenses, así como a los de las aproximadamente 270 embajadas y consulados que tiene en el mundo, que tienen acceso a la red cibernética oficial, de donde fueron extraídos los cables del Departamento de Estado, de los cuales Wikileaks sólo ha publicado mil 193.
El canciller australiano desechó que Assange tenga alguna responsabilidad y sostuvo que la publicación de los memorandos diplomáticos desde el 28 de noviembre plantea una segunda serie de interrogantes de carácter jurídico:
“¿Cuáles son las responsbilidades de aquellos encargados de difundir los informes? ¿Es Wikileaks? ¿Es (la agencia noticiosa) Reuters? ¿O es alguien más?”
Las declaraciones de Rudd circularon el mismo día en que la prensa australiana reveló que, en un despacho diplomático estadunidense, el canciller fue descrito como un hombre raro, propenso a cometer errores
y con una tendencia a hacer anuncios sin consultar a otros países o al propio gobierno australiano
.
Apenas el martes, la primera ministra australiana, Julia Gillard, manifestó su disposición a cooperar con Washington en este caso, pero después de la declaración del ministro Rudd afirmó que su desempeño es de primera clase
.
Asimismo, ayer el intelectual estadunidense Noam Chomsky se sumó a un grupo de personalidades australianas que exigieron a la jefa de gobierno defender a Assange.
En tanto, el ministro de Relaciones Exteriores de Suecia, Carl Bildt, volvió a negar este miércoles, en Belgrado, haber tenido contacto con las autoridades estadunidenses sobre el caso Assange o negociaciones sobre su eventual extradición a Estados Unidos.
Trascendió que expertos del Departamento de Justicia trabajan horas extras en un intento por encontrar fundamentos para llevar a Assange ante un tribunal estadunidense.
Según The New York Times –uno de los diarios que han publicado los documentos de Wikileaks–, nadie ha sido juzgado hasta ahora por espionaje sólo por obtener y filtrar documentos secretos, ni se ha encausado nunca a un periodista por realizar actividades de este tipo.