El acto contra Zelaya fue considerado inconstitucional
Jueves 9 de diciembre de 2010, p. 38
Café Guancasco, una banda que mezcla diferentes ritmos y de gran popularidad entre los jóvenes hondureños, solía terminar sus presentaciones con un acto de protesta: sacaba una manta en la que se leía Sí fue golpe
. El público seguía brincando mientras se desataba la ovación.
La protesta de Guancasco se refería a la retórica de los autores del golpe de Estado del 28 de junio de 2009, que usaban todos los medios de comunicación para machacar con la idea de que el derrocamiento del presidente Manuel Zelaya había sido por la vía de la sucesión constitucional
.
Pese a que retiró visas a algunos políticos y empresarios, el gobierno de Estados Unidos no sacó a su embajador, Hugo Llorens, y nunca aceptó llamar públicamente golpe de Estado
a lo ocurrido en Honduras.
Por eso Llorens –que sigue en el puesto– pudo escribir un cable, dirigido al Departamento de Estado, donde dijo, los días posteriores a la expulsión de Zelaya, que sí fue golpe de Estado.
La perspectiva de la embajada es que no hay duda de que los militares, la Corte Suprema de Justicia y el Congreso Nacional han conspirado el 28 de junio en lo que constituyó un golpe de Estado ilegal y anticonstitucional contra el Poder Ejecutivo
, dice el cable firmado por el cubano-estadunidense Llorens el 9 de julio de 2009, y conocido gracias a Wikileaks.
El cable desmenuza los argumentos que los golpistas usaron entre junio y noviembre del año pasado para justificar la caída de Zelaya y el ascenso ilegítimo
de Roberto Micheletti al poder.
Así, dice que el Congreso no tiene autoridad constitucional para destituir a un presidente de Honduras
; que la supuesta carta de renuncia era una fabricación y no fue la base para la acción del Congreso del 28 de junio
; y la detención de Zelaya y su salida forzosa del país violaba varias garantías constitucionales, incluida la prohibición de la expatriación, la presunción de inocencia y derecho al debido proceso”.
Zelaya ha dicho que usará esa información en una querella ante la Corte Penal Internacional.
Aunque parte de la resistencia ha festejado la filtración, el documento ha sido utilizado más por la ultraderecha –hondureña y estadunidense–, que lo toma como prueba de la traición
de Llorens, cuya cabeza han pedido una y otra vez los golpistas y sus apoyadores.
La prensa progolpista de Honduras, casi toda, ha dicho que en el documento no hay nada nuevo
y ha enderezado más críticas contra el embajador. No se refleja allí la política del Departamento de Estado ni mucho menos la de Washington
, ha dicho, muerto de la risa, el diario El Heraldo, uno de los periódicos golpistas.
Legisladores de Florida, como el republicano Connie Mack, han exigido investigar a Llorens, a quien consideran parte del problema, no de la solución
en Honduras. Mack, uno de los invitados de lujo de Micheletti cuando el presidente de facto presumía el apoyo estadunidense, es uno de los mencionados para ocupar la presidencia del subcomité del Hemisferio Occidental en la Cámara de Representantes en enero próximo.
El pequeño espacio reservado a Honduras en las revelaciones de Wikileaks ocurre en medio del ya prolongado debate sobre el retorno de Zelaya a su país. Pese a que presume ser el presidente más votado
en la historia de Honduras, Porfirio Lobo no ha tenido la fuerza para ablandar a los golpistas que controlan aún la fiscalía general y la Corte Suprema, que mantienen la amenaza de cárcel para Zelaya si retorna.
Lobo se escurre con argumentos que aluden a su paisanaje con Zelaya. Ambos son del departamento de Olancho, cuyos habitantes tienen fama de valentones y empistolados. Ya los olanchanos estamos considerando quitarle la ciudadanía olanchana, porque de repente se ha acobardado. Él no viene porque no quiere
, dijo apenas ayer el presidente Lobo.
Los pétreos y la guerra fría
Desde República Dominicana, el día anterior, Zelaya había negado cualquier acercamiento o negociación con el gobierno hondureño para su retorno y restitución de sus derechos. Lo hizo, porque en semanas recientes en Honduras corrieron una y otra vez rumores sobre su pronto regreso, propalados, según dijo, por personeros del gobierno. Rechazamos tajantemente el manejo especulativo de la crisis y hacemos un llamado a Estados Unidos para que en esta ocasión, actúe sin ambigüedad
.
Zelaya aún es una figura de primera línea en la política hondureña, y no sólo para la resistencia, sino incluso en las filas del Partido Liberal, al que pertenecen varios golpistas, comenzando con el propio Micheletti. En estos días, los liberales discuten sobre la reconstrucción de la unidad
en sus filas, e incluso figuras relevantes del gobierno de facto han llamado a Zelaya a poner de su parte si sigue siendo liberal
.
Los golpistas insistieron una y otra vez en que Zelaya violó la Constitución porque propuso reformar los artículos pétreos
que regulan la forma de gobierno y prohíben terminantemente la relección presidencial.
Las agencias internacionales y medios de todo el mundo reprodujeron esa idea, luego de que los golpistas hacían leer a sus enviados el artículo que establece que el que quebrante esta disposición o proponga su reforma, así como aquellos que lo apoyen directa o indirectamente, cesarán de inmediato en el desempeño de sus respectivos cargos, y quedarán inhabilitados por 10 años para el ejercicio de toda función pública
.
Por eso resulta curioso que el cable de Llorens diga que “el propio Micheletti debe ser forzado a dimitir frente a la lógica del artículo 239, ya que como presidente del Congreso sometió a discusión para tener una cuarta urna en las elecciones de noviembre… Cualquier miembro del Congreso que debatió la propuesta debería ser separado del puesto, y el candidato del Partido Nacional, Pepe Lobo, que apoyó la idea, debe ser inhabilitado para ejercer cargos públicos”.
En un país devastado por las lluvias y las enfermedades de la pobreza, la revelación da luz pero no ayuda. Como dice el analista hondureño Manuel Torres Calderón, carente de fuerza legal, su contenido no trae sosiego a este país enfrascado en una crisis política e ideológica propia de la guerra fría
.
En tanto, los de Café Guancasco (www.cafeguancasco.com), por ejemplo, siguen tratando de conseguir dinero para pagar equipo que la policía les destruyó en un concierto el 15 de septiembre pasado.