l reinicio de las negociaciones entre palestinos e israelíes es una necesidad urgente para la comunidad internacional y la cuestión de los asentamientos continúa siendo un impedimento fundamental para que ese reinicio tenga lugar, especialmente cuando Netanyahu ha dado instrucciones para la construcción de 3 mil unidades habitacionales e insiste en dejar a Jerusalén oriental fuera de cualquier decisión sobre los asentamientos. La construcción de asentamientos es de la mayor importancia, no sólo por ser un obstáculo fundamental para la concretización de la paz, sino también por ser incompatible con todas las cartas de derechos humanos, las Convenciones de Ginebra y todos los valores de libertad, así como por la ilegalidad de la anexión de territorio por la fuerza y, mucho más, alterar sus características, la construcción de ciudades en territorios ocupados y traer inmigrantes de todo el mundo para sustituir a los originales y legales propietarios de la tierra.
Las resoluciones de la IV Convención de Ginebra de 1949 abordaron el tema de la aprehensión y confiscación de propiedades de la población de los territorios ocupados, así como las actividades de colonización y de transferencia y expulsión de población civil del territorio bajo la autoridad y el poder de la potencia ocupante. Por citar un artículo entre tantos, el artículo 49 establece que La potencia ocupante no podrá proceder a deportar o transferir a una parte de su propia población civil al territorio por ella ocupado
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Al construir asentamientos, Israel no se limita a violar el derecho internacional sino también todas las resoluciones de la legitimidad internacional que prohíben la anexión de territorios por la fuerza. Desde la creación del primer asentamiento hasta la colocación de la primera piedra del asentamiento de Jabel Elmokaber en Jerusalén, el 7 de octubre de 2009, Israel –con 440 asentamientos hasta la fecha– continúa creando hechos consumados en el territorio ocupado y de continuar todo así, no les quedará a los palestinos nada para negociar.
Hasta la fecha, decenas de resoluciones emitidas por el Consejo de Seguridad y por la Asamblea General de Naciones Unidas han condenado la construcción de asentamientos, negando cualquier estatuto jurídico para la construcción de los mismos y exigiendo su desmantelamiento. El mismo Acuerdo de Oslo firmado por Israel y que por fin incluye explícitamente los asentamientos, fue también violado por Israel insistiendo en no respetar la hoja de ruta que en su primer párrafo exige el fin de la colonización y de la creación de nuevos hechos consumados hasta la resolución de las cuestiones finales del conflicto.
Desde el inicio del proceso de paz y el reconocimiento mutuo entre Israel y la OLP hasta la fecha, el número de asentamientos se ha duplicado varias veces mientras todas las protestas, apelaciones e incluso la presión estadunidense y europea enfrentan una infinita arrogancia israelí y un conjunto de argumentos frágiles, como el de que las colonias fueron construidas en terrenos abandonados o de Estado. Nótese que esta afirmación surgió después de la clasificación de los terrenos como tales por parte de las fuerzas ocupantes israelíes. Los palestinos continúan teniendo en su posesión documentos de propiedad, no sólo antes de la ocupación sino antes de la misma creación del Estado de Israel. Se sabe que la ley militar israelí prohíbe la revisión de decisiones de confiscación.
Otro argumento es el del crecimiento natural de la población. Tal crecimiento natural es inaceptable para la población palestina en las zonas C que constituyen 61 por ciento de Cisjordania y que continúan bajo total ocupación israelí. La construcción en estas zonas es regulada por licencias de construcción otorgadas por las autoridades israelíes para que los ciudadanos palestinos puedan construir en sus propias tierras con su propio dinero. Un reporte elaborado por el movimiento israelí Paz Ahora indica que 94 por ciento de las solicitudes palestinas para licencias de construcción fueron rechazadas por la administración Israelí. Entretanto, el vaciamiento de Jerusalén oriental de sus habitantes con el fin de judaizar la ciudad continúa, violaciones diarias que arruinan el proceso de paz (En 2009, 4 mil 670 identificaciones de residentes de Jerusalén, musulmanes y cristianos, fueron decomisadas por las autoridades israelíes).
La colonización es el nombre que Israel da al robo y es el primer factor en la destrucción del sueño de paz en la región y del de los palestinos de tener su Estado independiente en las fronteras de 1967, garantizado por la legitimidad internacional.
* Embajadora de Palestina en México