Ayer por la tarde habían llegado casi 5 millones y medio de personas, esperaban 7 millones
En cuatro años sólo una vez se alcanzaron los seis millones de peregrinos
Lunes 13 de diciembre de 2010, p. 39
Desde 2006, el número de peregrinos que cada 12 de diciembre visita la Basílica de Guadalupe ha estado debajo de lo estimado por la jerarquía católica, y de los gobiernos delegacional y del Distrito Federal.
Este año la cifra anunciada por las autoridades fue de 7 millones de personas, sin embargo, hasta el último dato proporcionado por las autoridades, se contabilizaron 5 millones 490 mil fieles que acudidero a ver a la virgen morena.
La cantidad no ha variado mucho de 2006 a este año. La cifra más alta en dicho periodo se dio en 2007, cuando el número de visitantes alcanzó los 6 millones de peregrinos, pero en esa fecha las estimaciones fueron de 8 millones de fieles.
El año pasado el reporte fue de 5 millones 319 mil peregrinos, mientras que en 2008 la afluencia de fieles alcanzó los 5 millones 697 mil de creyentes.
La más baja fue precisamente en 2006, cuando se esperaba una afluencia de 11 millones de personas, según lo previsto por las autoridades, pero sólo llegaron 5 millones 300 mil personas, menos de la mitad.
Sin embargo, por los diferentes puntos de ingreso al Distrito Federal, llegaron peregrinaciones durante todo el fin de semana. En autobuses, camiones de redilas, bicicletas, triciclos o a pie la multitud pasaba rumbo al principal templo católico de la capital.
Los juegos pirotécnicos ambientaban los festejos durante toda la madrugada del domingo 12 de diciembre por la conmemoración del 479 aniversario de la aparición de la Virgen de Guadalupe.
También se llevó a cabo una misa bilingüe, oficiada por el sacerdote Manuel Dorantes, de la diócesis de Chicago, Illinois, en representación de los migrantes que no pudieron acudir al templo.
El presbítero los llamó a sentirse orgullosos de ser migrantes, cristianos y de corazón guadalupano
, y a ser coherentes entre lo que rezan y viven.
Refirió que la realidad que viven los miles de migrantes en Estados Unidos es dura y que enfrentan cambios radicales para adaptarse al país del norte. Cambia la cultura, la comida, la música. Cambia todo menos la fe
, y agregó que ésta es un ancla de estabilidad en medio del caos
.
Con información de Ariane Díaz