La Habana, 13 de diciembre. Durante la gestión de Miguel Ángel Moratinos como canciller, Estados Unidos presionó a España para que se pusiera del mismo lado en la relación hacia Cuba y reconociera el interés común de esos gobiernos respecto de la isla, según la parte de la historia que puede revisarse en la filtración masiva de Wikileaks.

La Habana. Guillermo Fariñas, promotor cubano de los derechos humanos, afirmó ayer que a 48 horas de la ceremonia en que el Parlamento Europeo tiene previsto recoger el premio Sajarov, todavía no recibe la aprobación del gobierno de Cuba a su salida. Al enterarse de esa situación, el presidente del cuerpo legislativo continental, Jerzy Buzek, y la ministra de Relaciones Exteriores de España, Trinidad Jiménez, deploraron que La Habana no haya entregado a Fariñas la invitación entregada al consulado de Cuba en Francia hace dos semanas. Fariñas se mostró optimista de que haya una última esperanza y advirtió que si recibe el documento en las próximas horas podría iniciar el trámite, pese a que habitualmente este procedimiento se puede extender varios días. Bruno Rodríguez, ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, criticó la entrega del premio a Fariñas en un discurso pronunciado en la sede de la Organización de Naciones Unidas en octubre pasado. El líder revolucionario Fidel Castro reprodujo recientemente una parte del pronunciamiento del canciller cubano en su columna Reflexiones.

Roma. Silvio Berlusconi, primer ministro de Italia, pidió ayer al Parlamento una cooperación constructiva para no defraudar la confianza de los electores. El llamado se da un día antes de que su gobierno de centroderecha se someta a una moción de censura. Berlusconi dijo estar dispuesto a reforzar su equipo de gobierno y propuso a las fuerzas moderadas en el Parlamento un pacto hasta el final del actual periodo legislativo en 2013. El voto de censura contra Berlusconi en el Senado se da en medio de una aguda crisis política matizada por escándalos sexuales y casos de corrupción. Si pierde la votación, Berlusconi tendrá que renunciar y el presidente de la república, Giorgio Napolitano, deberá intentar formar un nuevo gobierno o convocar elecciones anticipadas.