Zumpango, Mex., 14 de diciembre. Abraham Gamboa Cruz sopla en un tubo y por el otro extremo brotan globos de cristal que moldea para formar campanas, casas, ángeles o estrellas.

Con la técnica del vidrio soplado, que utiliza desde hace 37 años, fabrica hasta 200 modelos de esferas navideñas para abastecer el mercado nacional, aunque la materia prima (tubos de vidrio) proviene de Brasil, Alemania e India. Este año adquirió ocho toneladas.

No sabíamos que íbamos a crecer tanto. Ahora vendemos esferas por miles, comenta Abraham gamboa, quien aprendió el oficio de su esposa, Antonia López, y ella a su vez en un taller ubicado en la colonia Mixcoac, en el Distrito Federal, donde comenzó a trabajar a los 15 años de edad.

En Zumpango hay tres talleres de esferas. Entre enero y octubre los artesanos aceleran la producción, pues para noviembre la mercancía ya debe estar empacada y vendida. Así, aquí hay trabajo casi todo el año, elaborando y guardando los materiales, comenta uno de los trabajadores.

Aquí en Zumpango maquilamos 70 por ciento de esferas lisas, de un solo color, que llegan a mercados de todo el país, asegura Abraham Gamboa, orgulloso de este oficio que le ha permitido sostener a su familia y dar empleo a por lo menos 50 vecinos.

Su taller, Adozu (Adornos de Zumpango), está ubicado en el número 3 de la calle Violetas, casi equina con avenida del Trabajo, en el barrio de San Marcos.

Allí los artesanos calientan los tubos de vidrio con sopletes; luego soplan por un extremo y forman globos de cristal. Cuando tienen listos al menos 600, los introducen a una cámara de vacío para el proceso de metalizado que les da un color plateado.

El pintado, decorado y grabado de cada uno de los bulbos se hace a mano. El procedimiento más sencillo consiste en sumergir las esferas en cubetas de pintura. El grabado exige paciencia y creatividad para crear figuras con diamantina y lacas.

Una esfera jumbo mide 20 centímetros de diámetro; en otras más pequeñas se graban figuras navideñas de colores rojo, fucsia, morado, azul, oro, plata, solferino. En esta etapa del proceso se usan pinturas a base de anilinas y lacas de alto brillo.

La entrada de productos chinos al mercado nacional generó una dura competencia para los artesanos locales, pero los productos nacionales, asegura Abraham Gamboa, tienen más demanda porque son de mejor calidad. “No nos vamos a dejar de los chinos. Estamos compitiendo y nos sostenemos en el mercado.

Es un trabajo sucio y cansado. Hay que aguantar olores a esmaltes y a tíner, explica Gamboa mientras muestra las áreas de su taller, que al igual que otros de Zumpago se niega a desaparecer y busca innovar para mantenerse en el gusto de los consumidores.