Testigos calculan que la columna de humo alcanzó una altura de más de 4 kilómetros
Todo se quemó en segundos; la onda expansiva se sintió a miles de metros a la redonda, narran
Lunes 20 de diciembre de 2010, p. 7
Puebla, Pue., 19 de diciembre. Fue como si ardieran 50 mil llantas al mismo tiempo. El río se prendió y todo empezó a quemarse en segundos
, narró un hombre que perdió su vivienda en la colonia El Arenal, donde ocurrió el peor desastre que la ciudad de San Martín Texmelucan ha sufrido en los años recientes, el cual provocó que miles de familias huyeran hacia Tlaxcala, Hidalgo y la capital de Puebla, ante la primera impresión de que había explotado el complejo petroquímico Independencia, de Petróleos Mexicanos (Pemex).
La tragedia inició a las 5:30 horas y al mediodía la gente comentaba que la causa del estallido había sido una fuga de hidrocarburo en un ducto de 30 pulgadas de diámetro ubicado en el tramo Nuevo Teapa-Venta de Carpio-Tula, lo que provocó que grandes volúmenes de petróleo crudo se derramaran al río Atoyac.
Parecía que el río era de gasolina y no de agua
, dijo una mujer, quien sostuvo que el fuego lo mismo salió debajo de las alcantarillas que del cauce de agua.
Las autoridades confirmaron a las 17:30 horas que la principal hipótesis del desastre es que fue provocado por una toma clandestina. “Eso ya lo sabíamos. Esta zona siempre se ha caracterizado porque los ductos de Pemex son ordeñados”, dijo un poblador.
Los afectados aún recuerdan la fuga de petróleo del 16 de enero de 2002 en el mismo tramo de Nuevo Teapa-Venta de Carpio-Tula, la cual provocó la muerte de una niña de cuatro años y la intoxicación de cinco personas.
Los vecinos consideran que en la zona habría hasta ocho tomas clandestinas, problema recurrente y conocido por la autoridad local.
San Martín Texmelucan es un municipio que se ubica a 30 minutos de la capital del estado y es un importante polo de desarrollo para la entidad y para Tlaxcala, por ubicarse cerca de la autopista México-Veracruz, albergar instalaciones de Pemex, contar con una amplia zona industrial y tener uno de los tianguis más grandes de América Latina, al que cada martes llegan unos 13 mil comerciantes a vender prendas de vestir, ganado y alimentos. La explosión ocurrió cerca de la presidencia municipal –que no sufrió daños–, localizada a cinco kilómetros del sitio en el que se instala el tianguis. La onda expansiva se sintió en un radio de varios kilómetros.
El área más dañada por el siniestro, cuyos efectos abarcaron una extensión de casi kilómetro y medio, se ubica a un costado del río Atoyac y era una zona habitacional de clase media, que albergaba a familias dedicadas principalmente al comercio.
Según vecinos y autoridades, 32 casas resultaron destruidas, en su mayoría propiedades de vendedores que adaptaron sus plantas bajas como bodegas, mientras que los segundos y terceros pisos los utilizaban como habitaciones.
Una vez que el cuerpo de bomberos controló el incendio, la zona afectada quedó cubierta por una neblina de material tóxico que apenas dejaba ver los muros que quedaron en pie, ya sin ventanas ni puertas. Afuera permanecían los automóviles estacionados horas atrás, lucían ennegrecidos por el intenso calor que provocó el estallido. En el suelo quedó una gruesa capa de ceniza.
La zozobra se agudizó porque la mayoría de los habitantes de la ciudad despertaron por la explosión, con un intenso olor de petróleo quemado y una gruesa columna de humo, que según autoridades y los mismos habitantes, tenía cuatro kilómetros de altura, por lo que se pudo observar hasta en municipios ubicados a más de 80 kilómetros de distancia, entre ellos Atlixco, donde la nube de humo fue tan densa y alta que oscureció el cielo.
Durante más de cinco horas, la autopista México-Puebla y las carreteras que conducen a San Martín Texmelucan sufrieron embotellamientos, por las miles de personas que huyeron al pensar que el complejo petroquímico de Pemex había explotado, y posteriormente, porque las autoridades impidieron la llegada de autobuses de pasajeros a la localidad.