La línea de crédito recientemente adquirida por México ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 73 mil millones de dólares, anunciada por el gobierno como un blindaje contra turbulencias externas, seguramente será utilizada para atenuar la debilidad de la economía nacional, pero si no se controla bien, podría beneficiar al mercado financiero en vez de al país.

Alicia Girón, académica del Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y directora de la revista Problemas del desarrollo, consideró que el mal estado de la economía mexicana seguramente obligará al gobierno a echar mano de la línea de crédito del FMI, lo cual atraerá a fondos buitre a quienes sólo les interesa tener ganancias mientras haya dinero, pero que saldrán en estampida cuando perciban algún riesgo.

En lo anterior coincidieron otros especialistas de la UNAM, quienes analizaron las posibles consecuencias de ejercer dicho crédito flexible a plazo de dos años, y las condiciones internas que podrían llevar a la nación a utilizarlo.

Leonardo Lomelí, director de la Facultad de Economía de la máxima casa de estudios, afirmó que si bien la contratación de esta línea no le hace daño a ningún país, en el caso de México sólo tiene sentido si se prevén algunos sobresaltos.

La razón principal por la que el crédito sería utilizado, explicó, es que el entorno internacional se puede descomponer de nuevo, porque se cantó victoria demasiado pronto con respecto a la crisis. Sin haber salido de ella, muchos países se anticiparon a volver a políticas neoliberales que ya demostraron su ineficacia.

Al apresurarse a volver al modelo que provocó la crisis, se puede generar una nueva recaída mundial, y ese factor, junto con el hecho de que ha habido un importante ingreso de capitales especulativos al país –aprovechando las altas tasas de intereses–, hacen muy probable que el gobierno mexicano encare una fuga repentina de dinero que desplome al tipo de cambio.

Sobre este último punto, Oscar Ugartechi, especialista del IIE, señaló que si no se controla dicho flujo de capitales, puede ocurrir un movimiento artificial en los mercados bursátiles de todo el mundo que, al desinflarse, afecte a las monedas locales y termine beneficiando únicamente a Estados Unidos.

Lo más conveniente sería que México pusiera control. Tiene 73 mil millones de dólares para que si hay crisis, el tipo de cambio no se vaya a la luna, pero existe el riesgo de que después tenga que devaluar el peso bruscamente. La línea de crédito es una buena noticia para el mercado financiero, que es el que se va a enriquecer con ello, advirtió.