El balance de la directora, al año de manejar la organización
Lunes 3 de enero de 2011, p. 9
París, 2 de enero. Hace un año, Irina Bokova, de 58 años, asumió la dirección de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés). Esta búlgara es la primera mujer al frente de la institución y también el primer cargo directivo procedente un país de la Europa del Este.
–¿Qué implican éstas dos condiciones a la hora dirigir la UNESCO?
–Al ser la primera mujer en ocupar el cargo, las expectativas serán seguramente altas, como suele pasar en estos casos. El hecho de que proceda de un país del Este (de Europa), me permite quizás abordar las reformas con más valor. Al fin y al cabo, en el Este hemos vivido profundas reformas y de forma pacífica.
–¿Ya hay resultados en su lucha contra la burocracia de la UNESCO?
–Hemos reducido los costos de administración, unificado departamentos, reducido los cauces de comuniación y he creado un nuevo equipo de dirección que actúa de forma más directa y flexible.
–¿Cómo van las reformas generales?
–La UNESCO se ha vuelto más visible. Hemos conseguido que por primera vez en los documentos de la Asamblea General de la ONU se mencione la relación entre cultura y desarrollo. La organización ha reaccionado más rápido a catástrofes como las de Haití o Pakistán. Seguiré esforzándome para que la UNESCO esté in situ en situaciones de crisis.
–¿Cuáles son sus principales retos?
–La UNESCO tiene que ganar relevancia, flexibilidad y rapidez a la hora de reaccionar. En la actualidad no se le percibe como agencia de desarrollo. Muchos creen que nuestra tarea es sentarnos en París y dedicarnos a desarrollar principios. Y naturalmente funcionamos como una fábrica de ideas
, pero para ser creíbles también debemos estar más cerca de la gente.
–¿La ciris financiera tendrá consecuencias para el trabajo de UNESCO?
–Algunos países piensan a menudo en reducir su colaboración más allá de sus aportaciones obligatorias. Me temo que en el futuro podamos tener problemas. Si algunos países planean duros recortes, también podría afectarnos.
–¿Qué es lo que más le ha impresionado en su primer año al frente?
–Lo que vi en Haití y en Pakistán son de las peores escenas que he presenciado. La UNESCO debe concentrarse más en los trabajos preventivos. Por ejemplo, por años hemos trabajado para proteger las ruinas de Mohenjo-Daro, en Pakistán. Por eso se pudieron salvar de las recientes inundaciones. Tras el terremoto de Haití hemos comenzado a enseñar a la gente cómo se construye de forma más segura.