La adicción a la cocaína en México comenzó a registrarse a finales de los años 80, pero en seis años se duplicó de 1.2 a 2.4 el porcentaje de personas entre 12 y 65 años que la consumen. Resulta significativo que entidades como Chiapas, donde hace tres años el problema era inexistente, reporta varios casos actualmente.

Carlos Escamilla Burckman, coordinador de Salud Mental y Adicciones de Chiapas, resaltó que una de las causas del aumento en el consumo de cocaína es el fenómeno de la emigración hacia Estados Unidos. Los indígenas de los Altos y la selva se van y cuando regresan traen consigo adicciones de este tipo, señaló.

Sobre el consumo de mariguana, que se observa en Palenque y San Cristóbal de las Casas, el funcionario detalló que ha influido el turismo extranjero que visita Chiapas, procedente principalmente de Europa, Centro y Sudamérica.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Adicciones (ENA) 2008, la mariguana ha ocupado desde 1988 (cuando se levantó el primer sondeo) los primeros lugares de preferencia entre la población. En tanto, la cocaína ha mostrado variaciones importantes. A finales de los años 80 e inicio de los 90, desplazó a los inhalables entre los consumos de la población.

Luego, el consumo de cocaína mostró fluctuaciones importantes: un crecimiento acelerado en los años 90 y al final del siglo XX disminuyó ligeramente, pero volvió a repuntar en la última década.

En cuanto a la incidencia general de consumo de drogas ilegales, la ENA arrojó que 5.7 por ciento de los mexicanos entre 12 y 65 años han consumido enervantes alguna vez en su vida. Esta proporción aumenta a 9.1 por ciento si sólo se considera a los hombres y desciende a 2.6 por ciento en el caso de las mujeres.

Por grupos de edad, el mayor porcentaje de consumidores se localiza entre jóvenes de 18 a 34 años: 12.1 por ciento para hombres y 3.3 para mujeres. Le siguen las personas mayores de 35 años (8.6 por ciento) y luego los adolescentes (3.7 por ciento).

En relación con el consumo de alcohol, Escamilla Burckman comentó que Chiapas se encuentra entre las entidades con mayores problemas, al registrar 20 por ciento de su población con una ingesta de volúmenes elevados de bebidas embriagantes, es decir, más de cinco copas por ocasión y hasta cinco veces por mes.

Comentó que las actividades de prevención, tratamiento y rehabilitación enfrentan una problemática compleja por la orografía de la entidad y las grandes distancias entre las comunidades. Mientras otros estados se pueden recorrer en unas cuantas horas, en Chiapas se requieren días de camino para llegar a algunos lugares.

Por ello, indicó, también es importante que el área de gobierno responsable del tema de adicciones cuente con los recursos físicos, económicos y humanos para el desempeño de sus funciones.

Burckman resaltó que en la administración del gobernador Juan Sabines, el presupuesto para este rubro se triplicó, al pasar de 300 mil a un millón de pesos. Todavía es insuficiente porque vemos que la adicción a drogas legales e ilegales nos va ganando la partida poco a poco.

También mencionó que existe un proyecto para dar al Consejo de Salud Mental y Adicciones, la categoría de organismo público descentralizado, lo que le otorgaría rectoría y autonomía para la realización de sus actividades. Además, su presupuesto se incrementaría 10 veces.