Puerto Príncipe, 8 de enero. Las cientos de organizaciones humanitarias que llegaron a Haití después del terremoto del 12 de enero de 2010 siguen desarrollando un papel fundamental, pero algunos dudan de su eficacia y les reprochan haber puesto al país caribeño bajo una verdadera tutela.

Haití se ha convertido en un Estado ONG (organizaciones no gubernamentales). Nadie conoce con exactitud el número de asociaciones que hay, ni lo que hacen ni lo que gastan, se lamenta Karl Jea-Louis, responsable del Observatorio Ciudadano de las Acciones de los Poderes Públicos.

Su organización, que vigila el impacto de la ayuda internacional en Haití, reclama que las organizaciones humanitarias abandonen el país de forma progresiva.

El país está controlado por las ONG, y es una situación intolerable, asegura un funcionario haitiano que pide el anonimato, mientras la Cruz Roja de Haití habla de resultados moderados.

¿Han sido las ONG eficaces? La ayuda humanitaria fue necesaria tras el 12 de enero, pero el resultado ha sido mitigado, afirma Michaelle Amédée Gédéon, presidenta de la asociación.

Sin embargo, Ognol, padre de familia que ha vivido un año en un campo de desplazados, sostiene que las asociaciones han desarrollado un papel clave tras el sismo, que dejó más de 220 mil muertos y al menos un millón 200 mil personas sin hogar.

No hay ninguna duda, las ONG han supuesto una enorme ayuda para nosotros. Han sido más activas que el gobierno haitiano, explica. Las organizaciones actúan en los ámbitos de la sanidad, la educación y la vivienda. Es gracias a ellas que los haitianos han sobrevivido frente a la ausencia del Estado.

Es fácil constatar que seguimos en estado de emergencia, se defiende Pierre Salignon, de Médicos del Mundo. Las ONG, en Puerto Príncipe sobre todo, son la condición para sobrevivir. La catástrofe sólo intensificó la dependencia en la ayuda internacional.

Ante las críticas de Estado ONG, Salignon asegura que esta presencia masiva de organizaciones, a veces desordenada, es la respuesta al incumplimiento de las instituciones financieras internacionales y los fallos del Estado.

Sin autoridad legal, las ONG son engañadas pero deben seguir atendiendo las urgencias. Hay mucho enfado, frustración. Hoy existe el riesgo de un segundo terremoto: social, económico y político, argumenta este médico.

El mayor problema aquí es la falta de autoridad, dice Julie Schindall, portavoz de la asociación Oxfam en Haití, quien culpa al gobierno por su mala gestión.

Si las ONG pusieran fin a su misión, habría mucho sufrimiento. Nuestra acción continúa siendo indispensable, asegura Pierre Tripon, jefe de misiones de Acción contra el Hambre (MDM).

Tripon lamenta, sin embargo, que las organizaciones humanitarias continúen en estado de urgencia. ¿Cuándo pasaremos a otra cosa?, se pregunta este activista, quien critica que las promesas de ayuda para la reconstrucción todavía no se hayan concretizado en su totalidad, hecho que también ha censurado MDM.

Casi la totalidad de los 5 mil 300 millones de dólares prometidos al país para los próximos dos años han sido legalmente registrados, pero sólo una pequeña parte de esta cantidad, mil 200 millones, han sido transferidos.

Las organizaciones humanitarias califican este hecho de insuficiente, y llaman a Estados Unidos para que apoye a Haití a nivel financiero, y que el país pueda asumir su papel de líder en los proyectos de reconstrucción.

Los esfuerzos de reconstrucción deben acelerarse, asegura Elizabeth Byrs, portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios, quien afirma que la ayuda humanitaria no soluciona los problemas estructurales de Haití a largo plazo.