E
n esta conducta de mandar obedeciendo al pueblo,
señaló Evo Morales, hemos decidido abrogar el decreto supremo 748
. Dio así marcha atrás al gasolinazo, la decisión respaldada por su gabinete que provocó masivo rechazo popular.
Fue una decisión digna y valiente que merece reconocimiento. Pero eso no es mandar obedeciendo
. Se manda obedeciendo cuando el mandatario cumple el mandato que le ha dado el mandante, no cuando lo traiciona y luego quiere corregir lo hecho. Así lo expresaron el 30 de diciembre, en una carta pública, quienes habían estado en la calle para sacar de la cárcel a Álvaro García Linera o para llevar a la presidencia a Evo Morales. Sus viejos compañeros de lucha les dijeron:
“Los enviamos al gobierno no para que lo administren, sino para que lo transformen y cambien la vida de la gente […] Sólo se han ocupado de hacer política tradicional, subordinando y cooptando a los dirigentes […] descalificando y estigmatizando todo lo que sea crítico, todo lo que decíamos para poder corregir. Algunos nos dimos el lujo de rechazar sus ofertas y nos convirtieron en sus enemigos o simplemente dejamos de existir.
“¿Dónde está tu ‘mandar obedeciendo’ que es propiedad de los zapatistas? ¿El pueblo te mandó a pactar con la derecha en la Asamblea Constituyente? ¿El pueblo te mandó a componer tu gabinete ministerial con neoliberales, oportunistas, incapaces […] a los cuales jamás vimos en las luchas del pueblo? […] ¿Quiénes deciden en este gobierno? ¿El pueblo? ¿O los llunk’us que te rodean por no perder los privilegios que les da el poder?
“¿Quiénes siguen controlando la economía de nuestro país? ¿los indígenas y ‘movimientos sociales’? ¿o las trasnacionales petroleras, mineras y los grandes banqueros, quienes hoy han ganado más plata que en cualquier otro gobierno anterior al de ustedes y a los cuales tú cariñosamente llamas ‘socios’?
“¿Donde está […] la nueva base económica basada en el respeto a la Madre Tierra y el equilibrio y relación armónica con la Pachamama que tanto pregonas?... El modelo económico sigue siendo extractivista, neoliberal, capitalista, todo lo contrario a tu discurso… ¿Fue el pueblo quien les mandó a comprar un avión privado en 40 millones cuando millones de ‘su gente’ no tienen vivienda ni servicios básicos? ¿El pueblo los mandó a tolerar el narcotráfico que como nunca está en auge y que a corto o largo plazos convertirá a nuestro pueblo en una Ciudad Juárez o una Medellín?
“Gracias a las luchas […] aprendimos algo muy importante: aprendimos a pensar y actuar por nosotros mismos para que nadie más nos diga lo que debemos hacer, para que nadie más pueda engañarnos […] El proceso no es propaganda, el proceso no es discurso, el proceso no es marketing, el proceso es cambiar la vida de la gente […] No nos dejaremos engañar por nadie más, así sean gente que como ustedes salieron del seno de nuestro pueblo.
“Desde abajo y a la izquierda, como dicen los zapatistas, los vemos soberbios, arrogantes, que deciden todo, que no escuchan a nadie, que discriminan, que insultan, que descalifican, que calumnian […] Ustedes no comprenden la enorme responsabilidad que asumieron… de demostrar que es posible autogobernarnos, que es posible mandar obedeciendo, que es posible construir otro modelo de desarrollo, de ‘buen vivir’, que es posible otro mundo. Este proceso se entregó a ustedes con esperanza y alegría. El legítimo dueño de este proceso es el pueblo boliviano… cuyo esfuerzo no puede ser manoseado, desvirtuado, usurpado, expropiado, traicionado, subordinado por nadie, menos por ustedes y los que hoy deciden, equivocadamente, por nosotros.
“No nos importan los gobiernos, nos importan los pueblos y este proceso está perdiendo la base social que nos costó tanto construir, para que retorne a la derecha a la cual combatimos y combatiremos […] Primero está la gente, luego los números y las cifras.
No nos confronten, no nos provoquen, no nos dividan ni ignoren. Existimos, somos dignos. Lucharemos contra todo aquello que nos afecta en nuestra vida cotidiana.
Mandar obedeciendo
no es propiedad de los zapatistas. Pero a lo largo de 15 años los zapatistas han mostrado en qué consiste. En sus juntas de buen gobierno los propios miembros de la comunidad cumplen puntualmente los mandatos que ésta les da. Se demuestra así que el autogobierno es posible. Esto, por cierto, no el estatismo que se pretende de izquierda o socialista, es lo que Marx celebró en la Comuna de París y Engels llamó dictadura del proletariado.
De eso se trata hoy, no de juegos electoreros o mandatos de las cúpulas. Ese es el proceso que se teje cada día, desde abajo y a la izquierda, no el que imponen desde arriba gobernantes que pretenden mandar obedeciendo.