Tucson, 13 de enero. Estados Unidos despidió hoy a Christina Taylor Green, la niña nacida el 11 de septiembre de 2001 que falleció en el tiroteo de Tucson el sábado pasado, a quien el presidente Barack Obama dedicó gran parte de su emotivo discurso durante un homenaje a las víctimas la víspera.

El funeral de Christina, coincidió con el anuncio de fuentes médicas de que la legisladora demócrata Gabrielle Giffords, quien fue el objetivo principal del ataque y resultó herida en la cabeza, mostró hoy importantes progresos en su recuperación, al abrir sus ojos, mover las piernas y los brazos cuando se lo pidieron.

Cientos de personas, muchas vestidas de blanco a solicitud de la familia, y con flores, se reunieron afuera de la iglesia católica Saint Elizabeth Ann Seton, de donde partieron en procesión silenciosa tras una hora de misa.

En Christina, todos nosotros vemos a nuestros hijos. Curiosos, llenos de confianza, enérgicos y llenos de magia, declaró Obama ayer en una de sus numerosas referencias a la niña en el homenaje a los seis muertos y 14 heridos del tiroteo, en un acto celebrado afuera de un supermercado de Tucson, una ciudad fronteriza con México.

La niña, nacida el 11 de septiembre de 2001, fue uno de los 50 bebés que aparecieron en el álbum nacional titulado Rostros de la Esperanza, representando a los 50 estados del país con niños nacidos el día de los atentados en Washington y Nueva York que dejaron casi 3 mil muertos.

Junto a cada foto había deseos para esos niños, según dijo Obama, y leyó uno que decía: Espero que sepas toda la letra del himno nacional y lo cantes con la mano sobre tu corazón. Espero que saltes en los charcos de la lluvia.

Si hay charcos de lluvia en el cielo, Christina está saltando sobre ellos hoy, dijo Obama, padre de dos niñas.

La Iglesia bautista de Westboro, una organización convencida de que Estados Unidos está siendo castigado por permitir el aborto, las bodas gay y que incluso se pronuncia contra la confesión católica, había anunciado una protesta en el funeral de Green, pero desistió una vez que le proporcionaron espacio para expresarse en una radio y después de que los congresistas estatales aprobaran una legislación que prohíbe estas manifestaciones en funerales.

Christina Taylor fue una de las seis personas que murieron durante el tiroteo tramado por razones desconocidas por Jared Loughner, un joven de 22 años que atentó contra la congresista Giffords en pleno mitin político el sábado.

Al servicio religioso asistieron sus compañeros de escuela, vecinos, familiares y sus padres, Roxanne y John Green, así como su hermano mayor de 11 años.

En tanto, la congresista que resultó herida en la cabeza, Gabrielle Giffords, dio un gran paso en su recuperación. Abrió los ojos por primera vez cuando Obama la visitó el miércoles y está cada vez más consciente de su entorno.

Éste es un gran salto hacia adelante, se trata de un hito importante, dijo el neurocirujano Michael Lemole, encargado del tratamiento de la legisladora.