Las autoridades temen que esas cifras se incrementen en los próximos días
Sábado 15 de enero de 2011, p. 19
Río de Janeiro, 14 de enero. Al menos 539 muertos y más de 15 mil damnificados es el saldo hasta el momento que han dejado las intensas lluvias que azotan la región serrana del estado de Río de Janeiro y se espera que el número de fallecidos aumente en los próximos días, indicaron las autoridades brasileñas.
La ciudad de Nova Friburgo, una de las más afectadas por las lluvias, ofrecía este viernes un panorama de caos y desolación. Largas filas de automóviles intentaban abandonar la localidad inmersa en el barro, que no tiene agua ni luz.
Hasta el momento, el número de muertos asciende a 539, de los cuales 246 corresponden a Nova Friburgo, 229 a Teresópolis, 41 a Petrópolis, 19 a Sumidouro y cuatro a Sao José do Rio Preto.
Además, hay al menos 15 mil 500 damnificados, pero se espera que esa cifra aumente durante los próximos días.
Las autoridades indicaron que el acceso por tierra a Petrópolis, Teresópolis y Nova Friburgo está asegurado, aunque en varios trechos el tránsito se detiene porque solamente hay disponible un carril para ambos sentidos.
En cambio, permanece interrumpido el paso a las ciudades de Sumidouro y Sao José do Vale do Rio Preto, así como a Bom Jardim, Santa María Magdalena y Areal, que se encuentran hacia el norte de Nova Friburgo.
El subsecretario de Obras del estado de Río de Janeiro, Hudson Braga, informó que por lo menos 2 mil hombres trabajan para asegurar la llegada de alimentos a la región, y agua y medicamentos a todas esas ciudades, y cuenta con más de 200 excavadoras, palas mecánicas, tractores y camiones.
La tragedia en el estado de Río de Janeiro fue uno de los temas principales que se discutió durante la primera reunión del gabinete de la presidenta brasileña Dilma Rousseff, quien el pasado jueves sobrevoló las áreas afectadas y prometió un firme apoyo
del gobierno federal a las víctimas.
Al final de la reunión, el ministro de Integración Nacional, Fernando Bezerra, anunció que la mandataria ordenó liberar un financiamiento de unos 60 millones de dólares para las miles de víctimas, que se suma a los 464 millones de dólares de ayuda federal ya anunciada para todas las regiones brasileñas donde hubo problemas por las lluvias y los aludes.
Según Bezerra, ese dinero se destinará a la compra de medicamentos, alimentos y para financiar servicios de limpieza de calles en las ciudades castigadas por la tormenta, calificada como la peor en la historia reciente del mayor país de América Latina.