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Toros

Extraordinario torero a caballo, Diego Ventura malogra tres faenas con la hoja de pera

En pundonorosa réplica, El Zapata corta dos orejas a un astado de Rancho Seco

Bravos y nobles los del hierro tlaxcalteca

Uriel y José Mauricio, entregados pero sin callejón

Foto
El Zotoluco, bien con sus dos enemigos de este domingo en la Monumental de MéridaFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Lunes 17 de enero de 2011, p. a43

La tarde de ayer en la Plaza México, en la segunda mejor entrada del serial, Sergio Hernández González, propietario de Rancho Seco, volvió a honrar la memoria de sus antepasados al enviar una corrida de toros con bravura, estilo y fuerza para el rejoneador luso-andaluz Diego Ventura, el tlaxcalteca Uriel Moreno El Zapata y el capitalino José Mauricio, quienes demostraron actitudes y aptitudes, disposición y capacidades para resolver los problemas concretos que les plantearon los ranchosequeños, con el trapío y el comportamiento que dan la edad, la casta y la buena crianza.

El Zapata, a pesar de no estar en el derecho de apartado luego de ser triunfador de temporadas anteriores, fue feamente volteado por su primero, clavó un soberbio cuarteo, realizó una faena con celo más que con sello y salió al tercio. Pero con su segundo, Chistorro, que también se acordó de saltar al callejón, cubrió espectacularmente el segundo tercio, con sendos pares en cada mano, primero dejando uno al quiebro y el otro al violín y después un increíble par por dentro citando en el estribo, salir del par galleando con precisión hasta parar al toro y desplantarse frente a él con una rodilla en tierra, como diciendo: a ver si los de a caballo lo mejoran. Tras una enterada faena derechista cuadró al toro con el cuerpo, no con la muleta, para dejar un estoconazo en lo alto. Como en la México las orejas se han abaratado el juez Andrade tuvo que soltar dos, luego de que sus colegas han repartido apéndices como confeti.

La novedad era el rejoneador luso-andaluz Diego Ventura, (Lisboa, 4 de noviembre de 1982, pero desde pequeño avecindado en Andalucía, en la finca de los maestros Ángel y Rafael Peralta, donde su padre Joao se desempeñó como veedor y domador de caballos para rejoneo), con récords como tomar la alternativa a los 15 años 10 meses, siete puertas grandes en Las Ventas de Madrid y otras tantas salidas por la Puerta del Príncipe, en la Maestranza, por lo que a los 28 años y tres meses de edad, por su precocidad y maestría, bien puede calificársele como El Armillita del rejoneo. Ojo, en México somos especialistas en echar a perder toreros de aquí y de fuera al permitirles todo y consentirlos hasta el hartazgo, por lo que ante tamaña postración se le sugiere a este Diego prudencia e invariable compromiso por encima de los complejos recíprocos y el maternalismo taurino.

Muy bien se vio este maestro en el arte de Marialva con su codicioso y fijo lote de Rancho Seco, no obstante lo flojo de la arena. Hizo lo que quiso y donde quiso con una cuadra más entendida que nuestros oportunistas diputados antitaurinos, pero a veces Dios se va al tendido y tras la provinciana cortadera de orejas decidió ponerlo a pinchar, que si no también a este Diego lo beatifican. Todavía Ventura obsequió un torito de Garfias, discreto de cara pero voluntarioso, que le permitió desplegar su templado galope de costado en una vuelta casi completa al hilo de las tablas. Con razón el malagradecido Hermoso tiovivo pretende boicotear a las empresas que lo contratan.

José Mauricio anduvo entregado y hasta inspirado –el quitazo a su segundo iluminó la tarde, pero le siguen faltando cabeza y callejón, es decir, asesoría técnica y escénica para pensar más en la cara del toro y en la del público, al que las empresas se la ven seguido.