Las presiones inflacionarias generadas por los aumentos en los precios internacionales de las materias primas son la mayor preocupación que se avizora en el panorama económico para 2011, consideró el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).

Explicó que las alzas podrían redundar en aumentos de precios al consumidor, incidir negativamente en el poder adquisitivo de la población (en especial entre los segmentos de ingresos medios y bajos) y en consecuencia deteriorar el consumo.

El pasado 6 de enero la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) dijo que los precios de los alimentos en el mercado mundial alcanzaron un nuevo récord en diciembre y que podrían seguir subiendo mucho más, hecho que calificó de alarmante, aunque descartó una crisis como la de 2008.

El jueves 13 la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación adelantó que analizaba la posibilidad de incrementar entre 2 y 3 por ciento el precio de alimentos y bebidas, como resultado del alza en las materias primas y los energéticos.

No obstante, el CEESP sostuvo que también se perciben otros elementos que podrían reducir este impacto. Entre ellos la apreciación del tipo de cambio, debido a que la elevada entrada de capitales al país empujaría la paridad a niveles inferiores a 12 pesos, lo cual reduciría el costo de las importaciones de bienes de consumo y abatiría la posibilidad de elevados ajustes de precios al consumidor.

El organismo agregó que la inseguridad y el alto costo de operar en el mercado formal son otros dos temas que podrían seguir limitando el desarrollo de las empresas y la creación de empleos bien remunerados.

El aumento en los costos que genera la inseguridad puede ser un factor que limite una mayor generación de empleos, debido a que se dedican más recursos a sistemas de seguridad y protección, sostuvo.

Destacó que las expectativas en materia de reformas son poco favorables, lo cual puede inhibir la posibilidad de que la economía crezca más de lo previsto.

Pese a ello refirió que gracias al mejor entorno económico mundial, crece la expectativa de que la inversión productiva seguirá aumentando, lo cual deberá reflejarse en un mayor ritmo de crecimiento y de los beneficios que esto implica, como la mayor capacidad instalada, más empleos y mejoras en el bienestar social.

Existen las condiciones para seguir creciendo a tasas elevadas, simplemente se requiere el consenso para realizar los ajustes necesarios para que esto se consolide en el menor tiempo posible, aseguró en su análisis.