El proyecto, uno de los más ambiciosos del mundo, comenzará a realizarse dentro de 4 años
Martes 18 de enero de 2011, p. 3
Especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), interesados en participar en el proyecto del radiotelescopio Square Kilometer Array (SKA), uno de los proyectos más ambiciosos de radioastronomía en el mundo que podría costar mil millones de euros, se preparan en el campo de construcción de antenas, en el que se han propuesto prototipos novedosos.
Stanley Kurtz, del Centro de Radioastronomía y Astrofísica de esa casa de estudios, con sede en Morelia, Michoacán, informó que el radiotelescopio contará con 50 mil antenas individuales distribuidas en una superficie de un millón de kilómetros cuadrados (casi la mitad del territorio mexicano), las cuales recibirán señales de las zonas más alejadas del universo.
Si bien no se ha concretado un convenio formal de colaboración, los científicos de la UNAM asisten como invitados a las reuniones del equipo encargado de realizar el proyecto, que cuenta con investigadores de Estados Unidos y de algunos países europeos.
El SKA, que empezará a construirse en cuatro años y cuya operatividad se prevé que se alcance en 2024, será 50 veces más sensible que los radiotelescopios más poderosos que existen hoy día. Con esta tecnología se busca conocer la naturaleza de la materia y de la energía en los primeros instantes de vida del universo. Además, será fundamental para los estudios que pretenden comprobar los orígenes gaseosos del cosmos, y una herramienta complementaria de los radiobservatorios actuales.
Tendrá 30 estaciones colectoras de datos con un diámetro de captura de 200 metros cada una y otras 150 estaciones con cobertura de 90 metros. Su capacidad de alta resolución angular permitirá obtener imágenes claras de galaxias distantes, de la superficie de las estrellas y de los núcleos activos de las galaxias.
Sudáfrica y Australia son los países que compiten por ser sede del proyecto. Para Kurtz, el segundo es la mejor opción, debido a las condiciones atmosféricas, pues en esa parte del planeta la ionosfera (capa compuesta por partículas con cargas eléctricas) es menos densa, lo que evitaría el rebote de las radiofrecuencias.