Jean Claude Duvalier fue arrestado ayer momentáneamente e interrogado 5 horas
Entre seguidores y detractores, fue llevado al tribunal; luego regresó a su hotel de lujo
tribunal de Puerto Príncipe donde ayer fue interrogado Foto Reuters
Miércoles 19 de enero de 2011, p. 29
El ex dictador de Haití Jean Claude Duvalier quedó ayer a disposición de la justicia
, después de un interrogatorio de cerca de cinco horas en las oficinas de la fiscalía del Tribunal Civil de Puerto Príncipe, según confirmó el juez de instrucción Carves Jean.
Luego de 48 horas de su inesperado arribo al país, después de 25 años de su derrocamiento y huida a Francia, el ex gobernante que en 1971 heredó el poder de su padre, Francois Duvalier, a título de presidente vitalicio, fue detenido en su suite del lujoso hotel Karibe, en la comuna de Petion Ville, por un grupo de policías.
El procurador, Auguste Aristidas, y el juez de turno Gabriel Ambroise iban al frente del operativo y ordenaron a Duvalier que los acompañara. El tirano derrocado fue sacado en vilo del hotel en medio de un tropel de periodistas, simpatizantes y detractores, pero no fue esposado. Gervais Charles, un abogado de la familia del ex gobernante, intentó, sin éxito, impedir el momentáneo arresto. En medio de versiones sobre la inminente detención del ex dictador, el jurista dijo a la prensa : no existe ni la más remota posibilidad
de que Duvalier pueda ser declarado oficialmente preso.
En un vehículo privado y custodiado por una furgoneta de la policía, fue trasladado a la sede de la fiscalía.
Cerca de las cinco de la tarde, en medio de un nuevo tumulto, entre cámaras, micrófonos y gritos, el tirano, de 59 años, reapareció a las puertas de la procuraduría; abordó de nuevo su camioneta y fue escoltado de regreso al hotel. No respondió ninguna pregunta de la prensa, pero su esposa, Veronique Roy, quien lo acompañaba, interrogada sobre la posibilidad de que su marido sea enjuiciado, solamente se rió.
Libre, pero sujeto a investigación
Se informó que el magistrado Carves Jean fue nombrado juez de instrucción de la recién abierta investigación por acusaciones diversas, que van desde corrupción, desvío de fondos públicos y robo. Un funcionario de la procuraduría indicó al diario Le Nouvelliste que Duvalier está libre, pero sujeto a investigación, y debe estar a disposición de la justicia
.
Aunque durante los años de terror en que gobernaron los Duvalier –primero el padre, Francois, que se hacía llamar Papa Doc, entre 1957 y 1971, y después su heredero, Jean Claude, bautizado popularmente como Baby Doc– no hubo demandas judiciales en su contra, los años posteriores sí se presentaron algunas denuncias penales.
En 1999, las periodistas Lilianne Pierre Paul y Michelle Montás lo acusaron ante tribunales por torturas. En 1979, ambas, entonces jóvenes reporteras, fueron detenidas por la sanguinaria policía duvalierista y sometidas a suplicios. Tuvieron que salir al exilio. Hoy, Lilianne Pierre es co propietaria de una de las radioemisoras de mayor audiencia: Radio Kiskeya.
En uno de sus programas, se declaró “en shock” por la cínica decisión de Duvalier de regresar al país al que hizo tanto daño; analizó el fenómeno de la persistente nostalgia duvalierista
en algunos sectores de la sociedad y aseguró que este se debe al fracaso del gobierno pos dictadura de Lavalas
, que en su momento dirigió el ahora también exiliado ex presidente Jean Bertrand Aristide. Y demandó que la justicia haitiana exija al defenestrado líder que responda por la vida de más de 30 mil presos políticos que murieron de inanición, enfermedad y tortura en la cárcel de Fort Dimanche, uno de los símbolos más dolorosos del legado de los Duvalier.
Michelle Montás, a su regreso del exilio en Puerto Príncipe, se casó con Jean Dominique, uno de los periodistas más populares del momento, que transmitía análisis muy críticos en creole y había llegado a ser un símbolo de la resistencia. Fue asesinado. Montás también tuvo una carrera exitosa y llegó a ser vocera del secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon. En estas horas, las dos mujeres han sido la voz cantante del descontento que ha generado la presencia del tirano derrocado.
La pista del tesoro, motivo del expediente abierto ayer
Pero, al parecer, más que los delitos de lesa humanidad que cometió Baby Doc –hasta ahora en total impunidad–, lo que motivó la apertura de un expediente penal en su contra es la forma como, durante los 15 años que rigió con mano de hierro, desvió fondos públicos hacia sus cuentas personales, de sus familiares y amigos; cómo robó descaradamente donaciones con fines humanitarios y cómo, al ser derrocado en 1986, vació las arcas públicas antes de abordar el avión militar estadunidense que lo sacó a toda prisa hacia Grenoble, en Francia, con una escala técnica en Puerto Rico.
El tesoro robado y amasado por los Duvalier –Jean Claude; sus hermanas, Nicole y Marie Denis, y su madre, Simone Ovide, ya difunta– es toda una leyenda.
Según el sociólogo Laennec Hurbon, autor del libro Comprender a Haití, según datos de la Reserva Federal de Estados Unidos, en la década de los 80 Baby Doc desvió a su bolsillo al menos una tercera parte del total de la ayuda humanitaria que recibió de Washington, que fue de cerca de 100 millones de dólares anuales.
Nunca se sabrá la cifra exacta pero, según Hurbon, el dictador sacó del país más pobre de América entre 600 y 900 millones de dólares. El dinero siguió una ruta tortuosa: de Londres a Nueva Jersey y luego a Francia. Pero se sabe que el grueso –como las fortunas de otros tantos dictadores depredadores– está en la banca de Suiza.
En 2000, siendo presidente Aristide, el gobierno haitiano emprendió una acción legal internacional para obtener la restitución de parte de esos fondos. La familia Duvalier apeló. Ante el riesgo de que los bancos suizos entregaran el dinero al ex dictador, las cuentas fueron congeladas. En 2009 se emitió una resolución del gobierno federal helvético para devolver a Haití 7.6 millones de francos suizos. Una nueva maniobra de Duvalier volvió a congelar los fondos. Ni aun después del terremoto del 12 de enero de 2010 los banqueros suizos devolvieron ese dinero al pueblo haitiano.