Hace años que el teatro no estaba presente en el Palacio de Bellas Artes, es un reclamo y un deseo de una comunidad que históricamente siente suyo este foro, señaló el director de escena Luis de Tavira al ofrecer detalles acerca de la puesta en escena El jardín de los cerezos, de Anton Chéjov, obra con la que el próximo jueves inician las operaciones del año el recinto recientemente remozado.

El titular de la Compañía Nacional de Teatro (CNT) agregó que esa renovación esperada hace posible el pensar, una vez más, en la presencia del teatro en el palacio. Por tanto, plantearnos el estreno aquí de esa obra emblemática del patrimonio universal significa una profunda emoción.

No obstante, sólo se presentarán dos funciones de la puesta en escena en el máximo recinto cultural del país, para luego continuar en el teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes (a partir del 10 de febrero): no está mal el esquema de que las obras inicien temporada aquí y luego vayan a otras sedes, hay que trabajar para ofrecer al espectador no una obra, sino un repertorio; es un buen inicio, tendremos que trabajar con el Instituto Nacional de Bellas Artes para ir incluyendo nuestro repertorio en la programación del palacio, continuó De Tavira.

Se trata del estreno profesional nacional de una pieza que marca el inicio de la tradición moderna del teatro, explicó el director. “El jardín de los cerezos es parteaguas, suele estar presente en los repertorios de las compañías más importantes del mundo”.

Si bien el montaje ya se presentó en Colima, en aquella ocasión participaron actores locales. Fue la primera vez que la CNT estrenaba en una entidad de la República. Los actores de la compañía dieron talleres a sus colegas colimenses, al tiempo que ensayaban para terminar la construcción del espectáculo, que tiene una duración de cuatro horas.

Con esa obra de Chéjov, “se inaugura una nueva estética tanto en la dramaturgia como en el arte de la actuación; es una pieza de transición en la estética teatral que supone la actitud original del autor, quien sin mayores pretensiones produjo una revolución que nadie esperaba, porque a su vez se encontró con ese otro gran transformador del arte teatral: Constantin Stanislavski.

“Es una obra escrita para un elenco estable, que supone la conquista de un lenguaje propio, distinto, y que renueva el arte de la actuación a partir de este postulado de la cuestión vivencial. Es una obra casi póstuma de Chéjov, quien estaba enfermo de tuberculosis.

“Ante todo, El jardín de los cerezos testimonia un caos, un cambio inevitable y un despertar de la conciencia ante la necesidad de ese cambio y la preparación del espíritu frente a esas transformaciones que superan por mucho la voluntad de sus protagonistas. Los personajes son una asignatura mayor para cualquier actor.”

De Tavira pidió la disposición del público para participar en esta aventura espiritual. Quien acepte saldrá de la función con una huella inolvidable, concluyó.

En el montaje actúan Julieta Egurrola, Luis Rábago, Roberto Soto, Farnesio de Bernal, Erika de la Llave, Ana Ligia García, Héctor Holten, Israel Islas, Diego Jáuregi y Rocío Leal, entre otros.