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No reconocerán a quien no fue de la mafia, dijo David Ramón, crítico y amigo del cineasta

Falleció el cineasta Archibaldo Burns, cuya vasta obra deberá revalorarse

Entre sus cintas destacan Juego de mentiras, su primer largometraje, y Juan Pérez Jolote, de 1973, reconocida en el festival de San Sebastián

También fue escritor, guionista y director teatral

Foto
Archibaldo Burns en imagen tomada del Diccionario de directores
 
Periódico La Jornada
Martes 25 de enero de 2011, p. a10

Ayer, a los 96 años, falleció el novelista, cuentista, guionista, productor y director de cine Archibaldo Burns, dueño de una vasta obra que ahora deberá revisarse y valorar, comentó el escritor, crítico e investigador de cine, David Ramón, amigo del cineasta desde hace unos 40 años.

Archibaldo Burns realizó su primera colaboración en cine con Alejandro Galindo, en Refugiados en Madrid (1938), filmada en lo que entonces era su casa, ubicada en Paseo de la Reforma, y que produjo Francisco de Paula Cabrera, de quien fue asistente. Trabajó con Chano Urueta en La noche de los mayas (1939), la cual también produjo.

Amante de dos lenguajes

A los 12 años, Archibaldo Burns Luján fue enviado a Inglaterra, donde practica polo, hasta que una caída lo alejó de este deporte por un año, tiempo que duró su recuperación y que pasó en París. A su regreso, como indica el Diccionario de directores, de Perla Ciuk, administró los ranchos de algodón de su familia, en Torreón, coahuila, donde conoció a De Paula Cabrera.

Luego de que el presidente Lázaro Cárdenas expropió los ranchos familiares, Archibaldo se alejó del cine, pero se dedicó a la literatura. Escribió novelas como En presencia de nadie, El cuerpo del delito y Botafumeiro, gran exorcismo para la sociedad mexicana, según David Ramón.

Su vena creadora lo hizo regresar al séptimo arte. Su primer trabajo como director fue el cortometraje Perfecto luna (de 1958, el cual se perdió en el incendio de la antigua Cineteca Nacional), basado en un cuento de Elena Garro, con quien colaboró en otras ocasiones. Luego filmó Un agujero en la niebla, que fue premiado en ese entonces por el Instituto Goethe.

Su primer largometraje fue Juego de mentiras, ganadora del segundo concurso de Cine Experimental. Su segunda cinta, Juan Pérez Jolote (1973), basada en la novela de Ricardo Pozas, fue reconocida en el festival de San Sebastián con el Premio del Instituto de Cultura Hispánica. La historia plasma su experiencia con los campesinos chiapanecos.

Al margen del establishment

“Era un artista poco comprendido, porque no formaba parte de ese establishment cultural, de esa mafia. Era un aristócrata, una personalidad diferente, y lo señalaba con su talento, con sus experimentos; era iconoclasta. Su obra tendrá que revalorarse”, comentó David Ramón, autor de la monografía biográfico-fílmica de Dolores del Río, publicada en tres volúmenes: Un cuento de hadas, Volver al origen y Consagración de una diva.

Archibaldo Burns, agrega Ramón, “era un creador de finura y rigor fuera de serie, tanto en la literatura como en el cine. Era una personalidad extraordinaria, que también brilló por su discreción. El último gran señor de este país. Era un hombre con gran sentido del humor y de la ironía, que aplicaba para sí mismo. Yo fui su amigo porque era un hombre muy generoso. Juego de mentiras es mi cinta favorita de él. Esa es una película que nadie podría haber hecho más que él. Con su partida se pierde un doble tesoro: gran ser humano y extraordinario artista. No habrá reconocimiento para quien no es de la mafia, causada por la ignorancia. Por su obras fue apreciado por otros creadores, como José Revueltas, y por su personalidad amado por varias mujeres: Dolores del Río, con quien mantuvo una relación de un año, fue el amor de su vida, como me contó”.

Objeto de censura

Como otros directores, Archibaldo Burns fue censurado por su cinta El reventón (1975), que padeció mutilaciones para su estreno comercial. También incursionó en teatro, luego de ser alumno del dramaturgo japonés Seki Sano. Su primer montaje fue La paloma de Amuy. También dirigió y adaptó para el cine la novela Oficio de tinieblas (1979), de la escritora Rosario Castellanos.