Moscú, 24 de enero. Una nueva matanza sacudió la capital de Rusia este lunes, a media tarde. El atentado, con base en datos preliminares, dejó 35 muertos y más de 170 heridos.

Todo indica que un atacante suicida sembró de muerte y pánico la sala de llegadas internacionales del aeropuerto Domodiedovo, el mayor de Moscú, al hacer estallar la bomba que llevaba adherida al cuerpo.

La explosión de una potencia no inferior a siete kilogramos de TNT, cuyos efectos devastadores se acrecentaron con abundante metralla, ocurrió a las 16:32 hora local, en medio de una multitud que esperaba a familiares y amigos procedentes de varios vuelos.

En esa zona de Domodiedovo, junto al concurrido Café Asia, se concentran también las agencias de taxis oficiales, así como muchos particulares que ofrecen sus servicios como choferes.

Hubo un fuerte estallido, cayeron miles de fragmentos de cristal de los ventanales, un denso humo cubrió toda esa parte de la planta baja del aeropuerto.

La gente, aún sin saber qué había sucedido, empezó a correr de un lado para otro con la sola idea de poder salir del edificio, según numerosos testimonios difundidos por los medios locales.

Descartan que la bomba estuviera en una maleta

Corrió el rumor de que la deflagración ocurrió muy cerca de ahí, en una de las cintas transportadoras de equipaje, justo detrás de la aduana, pero poco después se descartó que la bomba viniera en una maleta.

Se dio preferencia, casi con certeza, a la hipótesis del atentado suicida, más aún que, en esos casos, por la potencia del estallido, es común que la cabeza del atacante se desprenda del tronco.

Encontramos la cabeza de un hombre de apariencia árabe, de entre 30 y 35 años, que posiblemente activó el artefacto explosivo, precisó una fuente cercana a la investigación.

Las fuerzas de seguridad rusas, tras revisar las grabaciones de las cámaras del aeropuerto, buscan a tres individuos de comportamiento sospechoso que pudieran estar involucrados en la logística del atentado.

Desde las 14:12 aterrizaron una veintena de vuelos y, por la habitual lentitud de los trámites migratorios y de la entrega de equipaje, pasajeros que arribaron de Nueva York, Ginebra, Londres, Dubai, Estambul, Viena, Tokio y El Cairo, entre otros destinos, pudieron haber estado en el epicentro de la explosión.

Todavía no está disponible la lista completa de lesionados, pero hay cuatro ciudadanos extranjeros –de Italia, Reino Unido, Eslovaquia y Francia– entre las personas que perdieron la vida.

El presidente de Rusia, Dimitri Medvediev, tras reunirse con el director del Comité de Investigaciones, el procurador general y el ministro de Transporte, ordenó un régimen de seguridad especial en aeropuertos, estaciones ferroviarias y principales redes del transporte urbano.

En este último rubro, el Metro ocupa un lugar destacado, en el contexto de los ataques suicidas que sufrió en marzo del año pasado.

Medvediev, quien está convencido de que, de unos meses para acá, ni de lejos se cumplen las medidas de seguridad adecuadas, prometió que, como prioridad, se va a perseguir y castigar a todos los responsables del atentado.

“El alcalde de Moscú y el gobernador de la región ya están dirigiéndose hacia el aeropuerto con mis instrucciones”, indicó el presidente.

Las primeras consecuencias del régimen especial no tardaron en sentirse esta noche en Domodiedovo: se formaron largas colas para poder entrar al edificio tras pasar cada persona una exhaustiva revisión, que incluye unos recién instalados arco detector de metales y escáner de equipaje, adicionales a los que les esperan tras documentar su vuelo.

El titular del Kremlin decidió posponer el viaje que tenía previsto realizar este martes a Davos, Suiza, para participar como ponente en el Foro Internacional Económico.

Por su parte, el primer ministro Vladimir Putin, el hombre fuerte del tándem gobernante en Rusia, recibió a la ministra de Salud y Seguridad Social, Tatiana Golikova, quien le presentó un detallado informe sobre la situación de los heridos y a la cual encomendó visitar los hospitales.

Rusia está recibiendo numerosas muestras de solidaridad internacional. Estas son algunas:

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, expresó una enérgica condena por este horroroso acto de terrorismo contra el pueblo ruso, según una declaración leía por el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs.

El secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, aseguró estar consternado por el atentado y manifestó su condena a lo que tildó de un acto deplorable e injustificable.

El secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, Anders Fogh Rasmussen, se mostró afectado por este acto horrible y afirmó que, con Rusia, estamos juntos en esta lucha.

Estoy indignado por este acto criminal y pido que los responsables de este ataque suicida sean perseguidos y castigados, afirmó en una declaración el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, condenó el cobarde atentado y manifestó a Rusia su profunda tristeza por las víctimas.

A través de la Secretaría de Relaciones Exteriores, México reiteró su absoluto rechazo al uso de toda manifestación de violencia en cualquier circunstancia. Asimismo transmitió sus más sinceras condolencias al pueblo y al gobierno de Rusia, al tiempo de hacer patente su solidaridad con las víctimas del ataque y sus familiares.

Otros gobiernos de América Latina, entre ellos el chileno, también repudiaron el atentado. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, condenó categóricamente la barbarie terrorista en todas sus formas y manifestaciones.