Bruselas. El mediador nombrado por el rey de los belgas, Alberto II, para intentar sacar al país del actual impasse político, el socialista flamenco Joan Vande Lanotte, presentó ayer su dimisión por segunda vez al monarca, tras constatar la imposibilidad de un acuerdo, y el rey la aceptó. El pasado domingo, cerca de 35 mil belgas se manifestaron aquí para exigir a los políticos que se pongan de acuerdo en formar gobierno. Siete meses después de las elecciones, el país funciona con un gabinete interino para gestionar los asuntos corrientes. Vande Lanotte lleva sin éxito desde octubre pasado intentando acercar posturas entre las dos comunidades lingüísticas y políticas más importantes de Bélgica, flamencos de lengua neerlandesa (en el norte) y valones francófonos (en el sur). Antes que él otros cinco mediadores, aunque con una nomenclatura diferente (conciliadores, preformadores y formadores), también fracasaron en el intento de dar un gobierno estable al pequeño país del Benelux, de apenas 11 millones de habitantes. Si no se llega a un acuerdo, Bélgica podría batir –el próximo 30 de marzo– el récord mundial en la formación de un gobierno, actualmente ostentado por Irak con 289 días (en 2009). Por el momento, Bélgica tiene en su haber el dudoso honor de haber alcanzado –en enero pasado– el récord europeo de ausencia de un gobierno estable (208 días), que tenía Holanda (1977).