La Señora Rojo se titula el segundo libro de cuentos de Antonio Ortuño
El narrador llama a no colmar de fariseísmos el debate público en el país
“Los escritores e intelectuales debemos aprender a decir ‘no sé’ y no caer en lugares comunes”, manifiesta
Sábado 29 de enero de 2011, p. 2
Hoy día vivimos en México una época en la que campea la hipocresía y el fariseísmo, en la que por muchos años el discurso político lleno de mentiras ha sido el de celebrar esa bondad esencial y casi celestial
del pueblo mexicano, asevera el escritor Antonio Ortuño (DF, 1976).
Como ese discurso es asumido por la propia sociedad, entonces estamos inmersos en todo lo que ocurre en el país.
Autor del volumen de cuentos La Señora Rojo, Ortuño piensa que un escritor no debe ser ingenuo, no puede desentenderse de lo que ocurre a su alrededor. Hay que negociar con eso para saber como escritor quién se es, lo que de alguna manera lo da la escritura
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En México, abunda, “el nivel de la discusión pública sobre el país tiende a ser reduccionista; tendemos a reducir las cosas de un plumazo, sin darnos cuenta que hay una serie de cuestiones muy complejas. Entre muchos escritores e intelectuales deberíamos primero aprender a decir: no lo sé, luego educarnos e investigar antes de abrir la boca y caer en lugares comunes y llenar con fariseísmos el debate público.
Lo que observo y recupero de las personas es esa conciencia, esa pequeña venganza de mantener su punto de vista, escéptico e independiente, sobre aquello que sabe se la lleva entre las patas como realmente una chingadera.
En el ámbito literario cuando se habla de un lenguaje fácil y comprensible para el lector, “eso me parece una posición condescendiente y pedagógica, que si bien tiene su motivo de ser, lo que me gusta son el tipo de frases que contienen esa especie de resonancia de sentencia latina y que de repente junto a ellas aparece la expresión coloquial de ‘carretonero’, en las que ambas tengan la misma capacidad de evocación”.
Por preservar el habla cotidiana
En La Señora Rojo, Antonio Ortuño trata de limar el lenguaje coloquial siendo riguroso con la selección de palabras, para no perder el espíritu del habla cotidiana.
Me gusta la ironía y el poder de observación. Como escritores estamos para emocionar y provocar. Literariamente me interesa ejercer la ironía, pues me parece uno de los mejores vehículos para lo que quiero decir. Trato de hacer una narrativa que se distinga por ello.
El autor de las novelas El buscador de cabezas y Recursos humanos, así como del libro de relatos El jardín japonés, en su segundo volumen de cuentos La Señora Rojo (coeditado por Páginas de Espuma y Colofón), integra en su primera parte relatos alusivos a la esfera de lo privado y lo íntimo de las relaciones interpersonales, mientras la segunda parte se enfoca más en temáticas políticas y sociales
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En el libro aparecen, entre otros personajes, un guardia aereoportuario que se convierte en un enloquecido teórico de la seguridad nacional, un profesor que responde a balazos al activismo de sus alumnos, un director porno que descubre en su equipo a la estrella ideal y una mujer que traiciona a su marido, hechizada por los encantos de El Mago Que Hace Nevar, y que aun como cornudo se alista para librar una guerra sobrenatural.
En La Señora Rojo todos son personajes que se abandonan a sus pasiones al tiempo que las cuestionan e ironizan
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